Neuropatía motora distal hereditaria tipo II (Distal hereditary motor neuropathy type II) – Genes HSPB1 y HSPB8.

La neuropatía motora distal hereditaria tipo II es una enfermedad progresiva que afecta a las células nerviosas de la médula espinal, conduciendo a la debilidad muscular y la alteración del movimiento, principalmente en las piernas. Esta enfermedad se manifiesta desde la adolescencia hasta mediados de la edad adulta. Los síntomas iniciales incluyen calambres o debilidad en los músculos del dedo gordo del pie y más tarde, de todo el pie. A lo largo de un periodo de aproximadamente 5 a 10 años, las personas afectadas presentan atrofia en las extremidades inferiores. Debido a ello, tienen problemas para caminar y correr y, con el tiempo, pueden manifestar parálisis completa de las piernas. Los músculos del muslo también pueden verse afectados, aunque generalmente esto ocurre más tarde y es menos grave. Algunas personas afectadas tienen debilitamiento de los músculos de las manos y los antebrazos. Este debilitamiento es menos pronunciado que en los miembros inferiores y no suele dar lugar a la parálisis.

Este proceso es debido a mutaciones en los genes HSPB1, situado en el brazo largo del cromosoma 7 (7q11.23) y HSPB8, situado en el brazo largo del cromosoma 12 (12q24.23). Estos genes codifican proteínas de choque térmico denominadas beta-1 y beta-8. Las proteínas de choque térmico ayudan a proteger las células en condiciones adversas como la infección, la inflamación, la exposición a toxinas, la temperatura elevada, las lesiones y las enfermedades y bloquean las señales que conducen a la apoptosis. Además, parecen estar implicadas en actividades tales como el movimiento celular, la estabilización del citoesqueleto, el plegamiento y la estabilización de las proteínas recién codificadas, y la reparación de las proteínas dañadas. Estas proteínas, también parecen desempeñar un papel en la contracción muscular. Las proteínas de choque térmico beta-1 y beta- 8 se encuentran en células de todo el organismo y son abundantes en las células nerviosas. En las células nerviosas, la proteína de choque térmico beta-1 ayuda a organizar los neurofilamentos que mantienen el diámetro de los axones. El mantenimiento del diámetro adecuado del axón es esencial para la transmisión eficiente de los impulsos nerviosos. La función de la proteína de choque térmico beta-8 no se entiende bien, pero se ha demostrado que interactúa con la proteína de choque térmico beta-1.

Se han identificado al menos 6 mutaciones en el gen HSPB1, y 2 mutaciones en el gen HSPB8 en las personas con neuropatía motora distal hereditaria tipo II. Las mutaciones genéticas HSPB1 y HSPB8 cambian aminoácidos en la secuencia de la proteína. Si se altera cualquiera de las proteínas, pueden ser más propensas a agruparse y formar grumos. Los agregados de proteínas de choque térmico pueden bloquear el transporte de sustancias que son esenciales para el correcto funcionamiento de los axones nerviosos. La interrupción de otras funciones celulares en las que estas proteínas están implicadas también puede contribuir a los signos y síntomas de la neuropatía motora distal hereditaria tipo II. 

La neuropatía motora distal hereditaria tipo II se hereda con un patrón autosómico dominante, lo que significa que una copia del gen alterado en cada célula es suficiente para que se exprese la enfermedad.

Pruebas realizadas en IVAMI: en IVAMI realizamos la detección de mutaciones asociadas  con neuropatía motora distal hereditaria tipo II, mediante la amplificación completa por PCR de los exones de los genes HSPB1 y HSPB8, respectivamente, y su posterior secuenciación.

Muestras recomendadas: sangre extraída con EDTA para separación de leucocitos sanguíneos, o tarjeta impregnada con muestra de sangre desecada (IVAMI puede enviar por correo la tarjeta para depositar la muestra de sangre).