Fibrosis hepática congénita (Congenital hepatic fibrosis)

La fibrosis hepática congénita (CHF) es una enfermedad del hígado que se manifiesta desde el nacimiento, caracterizada por la malformación de los conductos biliares y de los vasos sanguíneos del sistema portal hepático. Los conductos biliares transportan bilis desde el hígado hasta la vesícula biliar y el intestino delgado. El sistema portal hepático es una red ramificada de venas que transporta sangre del tracto gastrointestinal al hígado para su procesamiento. Una fibrosis en los conductos portales también se produce en este trastorno. Los conductos portales son estructuras en el hígado que agrupan los vasos a través de los cuales circulan sangre, linfa y bilis. La linfa es un líquido que ayuda a intercambiar células inmunes, proteínas y otras sustancias entre la sangre y los tejidos. La fibrosis en los conductos portales puede limitar el movimiento normal de fluidos en estos vasos.

La constricción de las venas portales por malformación y fibrosis del tracto portal produce hipertensión portal. La hipertensión portal afecta el flujo sanguíneo del tracto gastrointestinal, dando lugar a un aumento de la presión en las venas del esófago, el estómago y los intestinos. Estas venas pueden elongarse y sus paredes pueden llegar a ser delgadas, lo que conlleva un riesgo de hemorragia. Las personas con fibrosis hepática congénita tienen hepatoesplenomegalia. El hígado también tiene una forma anormal. Además, los individuos afectados también tienen un mayor riesgo de colangitis, cálculos biliares y cáncer del hígado o de la vesícula biliar.

La fibrosis hepática congénita puede producirse sola, en cuyo caso se denomina fibrosis hepática congénita aislada. Más frecuentemente, se presenta como una característica de los síndromes genéticos que también afectan a los riñones, como la enfermedad renal poliquística (PKD).

Los síndromes que incluyen la fibrosis hepática congénita pueden ser debidos a cambios en muchos genes diferentes; sin embargo, se desconocen los cambios génicos que dan lugar a la fibrosis hepática congénita aislada. La fibrosis hepática congénita es debida a problemas en el desarrollo de la vena porta y los conductos biliares antes del nacimiento. Estos problemas incluyen la malformación de las placas ductales durante el desarrollo embrionario. Las placas ductales se desarrollan normalmente en la red de conductos biliares. En la fibrosis hepática congénita, el desarrollo de las placas ductales no se produce correctamente y los conductos biliares permanecen inmaduros. La ramificación de la vena porta tampoco se desarrolla correctamente, y se forma un exceso de tejido fibroso en la vena porta. La malformación de la vena porta y los conductos biliares alteran el flujo normal de sangre y bilis, lo que da lugar a los signos y síntomas progresivos de la fibrosis hepática congénita.

Los diversos síndromes que incluyen la fibrosis hepática congénita pueden tener diferentes patrones de herencia. La mayoría de estos procesos se heredan con un patrón autosómico recesivo, lo que significa que ambas copias del gen en cada célula deben tener las mutaciones para que se exprese la alteración. Los padres de un individuo con una enfermedad autosómica recesiva tienen una copia del gen mutado, pero por lo general no muestran signos y síntomas de la enfermedad. Algunos síndromes raros que implican la fibrosis hepática congénita pueden ser heredados con un patrón recesivo ligado al cromosoma X, en el que el gen asociado al síndrome se encuentra en el cromosoma X, uno de los dos cromosomas sexuales. En la fibrosis hepática congénita aislada, el patrón de herencia es desconocido.