Entamoeba histolytica, Entamoeba dispar y Entamoeba moshkovskii - Anticuerpos IgG; Diagnóstico molecular (PCR); identificación de especie (PCR y secuenciación)

Información 16-09-18.

 

Cuando hablamos de amebas relacionadas con infecciones o colonizaciones humanas nos referimos a especies pertenecientes a los géneros Entamoeba, Endolimax y Iodamoeba, incluidas en la familia Entamoebidae. Entre las especies de esta familia destaca Entamoeba histolytica, única ameba intestinal de reconocido poder patógeno, responsable de la disentería amebiana, enfermedad que afecta a 40-50 millones de personas al año y que supone alrededor de 100.000 muertes anuales.

Las restantes especies de amebas intestinales, E. dispar, E. moshkovskii, E. hartmanni, E. coli, E. polecki, Endolimax nana y Iodamoeba buetschlii, se consideran no patógenas. Sin embargo, son capaces de colonizar intestinos humanos. Las más frecuentes son E. histolytica y E. dispar. Se estima que ambas infectan aproximadamente al 12% de la población mundial.

En la segunda mitad del siglo XX, ha habido mucha discusión sobre los criterios para diferenciar las especies E. histolytica y E. dispar y conocer su patogenicidad relativa. Después de una década de debates, las diferencias bioquímicas, inmunológicas y genéticas entre E. histolytica y E. dispar, previamente conocidas como patógenas y no patógenas, respectivamente, han demostrado ser suficientes para diferenciarlas formalmente como dos especies separadas. Sin embargo, la imposibilidad de poder establecer diferencias morfológicas microscópicas claras entre ambas especies ha motivado que analíticamente ambas se engloben bajo el binomio “complejo Entamoeba”. Más recientemente, se ha incorporado a dicho complejo otra especie, E. moshkovskii, cuyos primeros aislamientos fueron en aguas residuales de varios países, pero que en los últimos años se ha informado su presencia en heces humanas.

De esta forma, el “complejo Entamoeba” vendría a englobar las especies E. histolytica, de reconocida patogenicidad, y E. dispar y E. moshkovskii, consideradas como no patógenas.

Patogenicidad 

Entre los mecanismos de patogenicidad en Entamoeba histolytica se encuentra la presencia de la lectina de galactosa-galactosamina en la superficie de los trofozoito, responsables de la adhesión a las células intestinales. También se han identificado polipéptidos solubles denominados ameboporos, que se insertan en la membrana de la célula diana e inducen la lisis celular. Además, se han caracterizado proteasas de cisteína, capaces de degradar distintos componentes de la matriz extracelular. Las proteasas de cisteína están también involucradas en la evasión de la respuesta inmunitaria por cuanto degradan inmunoglobulinas IgA e IgG, y las anafilotoxinas C3a y C5a. En E. dispar se ha demostrado la presencia de ameboporos y proteasas de cisteína en menor concentración y con menor actividad biológica que descartarían su patogenicidad. Sin embargo, otros estudios recientes, in vitro e in vivo han ofrecido evidencia de que algunas cepas de E. dispar de diferentes orígenes son capaces de producir daño hepático y destruir líneas celulares de cultivo.

El principal reservorio de estas amebas es el ser propio ser humano, en el que el protozoario se manifiesta en dos formas evolutivas durante el ciclo vital: quiste y trofozoíto.

La infección se produce por la ingestión del quiste maduro resistente a los jugos gástricos. Una vez alcanza el intestino delgado se produce el desenquistamiento, proceso en el que el quiste libera una ameba tretranucleada que, por multiplicación nuclear, origina una ameba de 8 núcleos. Posteriormente se produce la fragmentación del citoplasma en 8 pequeñas amebas (metaquísticas) que se transforman en los trofozoítos correspondientes, responsables de la colonización del colon donde se alimentan de bacterias y detritus celulares. En esta fase tiene lugar la generación de nuevos quistes y más trofozoítos que, en ocasiones, pueden invadir otros órganos y producir abscesos a distancia (hepáticos o de otras localizaciones menos frecuentes). Los quistes se acaban eliminando junto con las heces, y su viabilidad en el medio es de semanas a meses, tiempo en el que pueden provocar nuevas infecciones si son ingeridos.

Consideraciones epidemiológicas 

Este grupo de amebas intestinales comparte una serie de características epidemiológicas comunes como es son su distribución cosmopolita, y poseer idéntico mecanismo de transmisión, siempre ligado a la ingestión de los quistes maduros e infecciosos a través de una transmisión fecal-oral.

La prevalencia real de este grupo de amebas no es siempre conocida, en unos casos debido al grado de pericia a la hora de establecer el diagnóstico concreto y en otros por no informarse su hallazgo al no ser consideradas patógenas. Por otra parte, la epidemiología de las especies integrantes del “complejo Entamoeba” permanece incierta debido a que la mayoría de los datos existentes se ha obtenido a través de métodos incapaces de distinguir morfológicamente las 3 especies: E. histolytica, E. dispar y E. moshkovskii.

De hecho, estudios moleculares recientes indican que E. dispar es 10 veces más frecuente que E. histolytica, siendo la causa del 90% de las infecciones humanas por especies del “complejo Entamoeba”. La mayoría de las personas asintomáticas infectadas por una de estas especies están colonizadas por E. dispar. Sin embargo, en algunas infecciones ha aumentado la prevalencia de E. histolytica en individuos asintomáticos. E. moshkovskii se ha hallado en heces humanas en América del Norte, Italia, Sudáfrica, Blangladesh, India, Tailandia, Australia, Turquía e Irán, con cifras hasta del 20% de parasitación en la población infantil, incluso en infecciones mixtas con las otras especies del complejo.

De las restantes especies, y dejando de un lado E. polecki, que alcanza en Papúa Nueva Guinea una prevalencia en humanos del 30%, muy asociada al contacto con cerdos, las prevalencias varían según los estudios estén realizados en países desarrollados o no, las edades de estudio o que la población sea o no sintomática.

Otra característica epidemiológica común al grupo es que son especies consideradas no patógenas. Sin duda alguna existe consenso sobre la consideración de tratarse de especies no asociadas a enfermedad, lo que no excluye que en la bibliografía haya algunas evidencias que apunten en otro sentido. Por ejemplo, se ha notificado la existencia de trastornos gastrointestinales en pacientes infectados con E. polecki y con E. dispar, e incluso con infección mixta con E. dispar y E. moshkovskii. En este sentido, se sabe que E. dispar puede producir in vitro lesiones intestinales de intensidad variable, llegando incluso a provocar destrucción del epitelio intestinal. Además, hay evidencias de cambios patológicos en algunos humanos después de la infección con esta especie.

Aunque al conjunto de estas amebas se las considere como no patógenas, no debiera resultar extraño pensar que la ocurrencia de ellas en el tracto gastrointestinal pudiera predisponer a la infección con otros enteropatógenos, modular la respuesta inmunitaria y facilitar así infecciones secundarias e incluso diferentes grados de mutiparasitismo.

Consideraciones diagnósticas 

El diagnóstico de infecciones amebianas se ha basado durante mucho tiempo en el examen microscópico de las heces. Sin embargo, se han informado deficiencias de esta técnica, especialmente por la imposibilidad de diferenciar con suficiente sensibilidad y especificidad las distintas especies de del complejo Entamoeba. De hecho, las formas de quiste y trofozoíto de E. histolytica y E. dispar son morfológicamente indistinguibles en microscopía óptica.

Técnicas específicas, como el cultivo de trofozoítos por el método de Sargeaunt y el tipado de isoenzimas por el análisis conjunto del perfil electroforético de varias isoenzimas, permiten diferenciar E. histolytica y E. dispar. Sin embargo, estas técnicas son muy laboriosas y no son aplicables en el diagnóstico habitual. La búsqueda de coproantígenos parásitos mediante técnicas inmunoenzimáticas (ELISA) con frecuencia presenta reactividad cruzada entre las dos especies. Las técnicas serológicas para diagnóstico, tienen un uso muy limitado por requerir detectar una seroconversión y su incapacidad para distinguir una infección antigua de una infección reciente en áreas altamente endémicas.

Los nuevos enfoques para la identificación de estas dos especies se basan en métodos moleculares como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que proporciona una mayor sensibilidad y es altamente específica ya que se estudia directamente al ADN de E. histolytica o E. dispar. La PCR múltiple anidada (NM-PCR) realizada a partir de muestras de aspirado de abscesos fecales y hepáticos, dirigida al gen ribosomal 18S seguido de una digestión con endonucleasas se ha evaluado para el diagnóstico de amebiasis.

Hoy en día, la OMS recomienda una reevaluación de la epidemiología de la amebiasis utilizando técnicas moleculares para la detección de E. histolytica, y para diferenciar las especies E. histolytica y E. dispar, importante para decidir sobre el tratamiento de los casos posibles.

Pruebas realizadas en IVAMI:

  • Diagnóstico molecular mediante amplificación del gen ribosomal 18S y posterior secuenciación para identificar la especie de ameba intestinal.

  • Anticuerpos IgG.

Muestra recomendada:

  • Muestras de heces.

  • Aspirado de abscesos intestinales y hepáticos o de otra localización.

  • Muestra de suero para anticuerpos IgG.

Conservación y envío de la muestra:

  • Refrigerada (preferido) durante menos de 2 días, o congelada si el periodo de conservación es superior.

Plazo de entrega de resultados:

  • Diagnóstico molecular del ADN de la especie de ameba intestinal: 24 a 48 horas.

  • Identificación de la especie de ameba intestinal mediante secuenciación de la región codificante del gen ribosomal 18S: 48 a72 horas.

  • Anticuerpos IgG: 48 a 72 horas.

Coste de la prueba:  

  • Identificación por secuenciación de la región codificante del gen ribosomal 18S: Consultar a ivami@ivami.com

  • Anticuerpos IgG: Consultar a ivami@ivami.com.