Hepatozoon canis (Hepatozoonosis canina) - Diagnóstico molecular (PCR)

 

Hepatozoon canis es un parásito protozoario de los perros, del género Hepatozoon,  familia Hepatozoidae, de los Apicomplexa, uno de los protozoos  transmitidos por garrapatas más extendido, causante de infección en perros y cánidos salvajes. Los gamontes son de forma elipsoidal, de 11 μm x 4 μm. Hepatozoon canis se localiza principalmente en Europa, Asia, África, América del Norte y América del Sur. En los animales, la infección por este parásito causa la hepatozoonosis canina.

El ciclo de vida de este microorganismo implica dos hospedadores en los que tienen lugar respectivamente la merogonia en el hospedador intermediario vertebrado (perros u otros cánidos), y la gametogonia y esporogonia en el hospedador definitivo invertebrado (garrapatas de la especie Rhipicephalus sanguineus). En algunas regiones donde no existe Riphicephalus anguineus, se ha encontrado en otras garrapatas como Dermacentor marginatus, Dermacentor reticulatus y Haemaphysalis concinna. La reproducción sexual y el desarrollo esporogénico ocurren en el hospedador definitivo invertebrado, que posteriormente es ingerido por el hospedador intermediario vertebrado. En el hospedador definitivo invertebrado, ocurre la transmisión transestadio, es decir pasa de la fase de larva de la garrapata a la fase de ninfa, y de ninfa a la de adulto. No se ha podido demostrar la transmisión transovárica. Las larvas o ninfas de las garrapatas se infectan al ingerir sangre que contenga los gamontes con leucocitos parasitados. Los perros adquieren la infección al ingerir una garrapata que contiene ooquistes con esporozoitos, pero también se ha demostrado la transmisión vertical en los perros de la madre a su descendencia. Sin embargo, no se ha demostrado la transmisión a través de la picadura de garrapatas. Una vez en el hospedador vertebrado, los esporozoitos liberados del ooquiste atraviesan el epitelio intestinal del animal y parasita los macrófagos y las células endoteliales, donde migran a través del torrente sanguíneo y linfático a varios órganos, incluyendo el bazo, la médula ósea, el pulmón, el hígado y el riñón. En estos órganos, ocurre la esquizogonia. Se producen numerosos merozoítos, algunos de ellos entran en los neutrófilos y monocitos y se transforman en gametocitos.Cuando el vector invertebrado se alimenta de la sangre del vertebrado infectado, los gametocitos presentes en sus neutrófilos o monocitos son absorbidos en el intestino del hospedador invertebrado, donde son sometidos a la gametogénesis para dar lugar a los ooquistes y el ciclo biológico comienza una vez más.

En Europa la hepatozoonosis canina ocurre en la región mediterránea de los Balcanes,  en la Península Ibérica, en Francia, Portugal, Italia, Israel, entre otras regiones, donde es frecuente Rhipicephalus sanguineus. Además de los perros, se ha encontrado la infección en otros cánidos como el zorro rojo (Vulpes vulpes), en el zorro gris (Uroyon cynergeoargentus), chacal dorado (Canis aureus), perros salvajes (Lycaon pictus), coyotes (Canis latrans), hiena manchada (Crocuta crocuta), entre otros. La infección por Hepatozoon canis no siempre causa enfermedad, sino una infección subclínica con bajos niveles de parasitemia, sin presentar sintomatología asociada, a no ser que estén inmunodeprimidos, presenten alguna otra infección concomitante, o sean cachorros menores de 3 a 4 meses de edad. Cuando la infección cursa de manera sintomática puede inducir manifestaciones clínicas graves como fiebre persistente intermitente, letargia, anemia, caquexia, pérdida de peso, linfadenopatía, diarrea, depresión, dolor generalizado, supuración ocular-nasal, anorexia, postración, y parálisis posterior, cuando existe una alta carga parasitaria. En infecciones localizadas puede causar lesiones en la piel, así como uveítis anterior, glaucoma, osteomielitis, polirradiculoneuritis y osteoartropatía hipertrófica después de la infección sistémica. A veces existe coinfección con otros patógenos transmitidos por Rhipicephalus sanguineus, como Babesia vogeli, Erhlichia canis o Anaplasma platys.

Pruebas recomendadas para el diagnóstico:

 

El diagnóstico se basa en la observación microscópica del parásito en extensiones de sangre periférica o en extensiones preparadas a partir de la capa leucocitaria, detección de anticuerpos por métodos de inmunofluorescencia indirecta o ELISA, o bien en métodos de diagnóstico molecular (PCR). Las pruebas de diagnóstico molecular permiten diferenciar Hepatozoon canis y Hepatozoon americanum.

Pruebas realizadas en IVAMI:

 

  • Examen microscópico, preferible a partir de la capa leucocitaria (buffy coat).
  • Diagnostico molecular (PCR), para detectar ADN de Hepatozoon canis.

Muestra recomendada:

 

  • Sangre total extraída con EDTA (2 a 5 mL).

 

Conservación y envío de la muestra:

 

  • Refrigerada (preferido) durante menos de 2 días.
  • Congelada: más de 2 días (sólo para pruebas de diagnóstico molecular).

 

Plazo de entrega:

 

  • Examen microscópico: 24 horas.
  • Diagnóstico molecular (PCR): 24 a 48 horas.

Coste de la prueba:  

 

           Consultar a ivami@ivami.com