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Chlamydophila psittaci - Anticuerpos IgM, IgG y totales; Diagnóstico molecular (PCR y secuenciación)

 

Información 13-10-2018.

           

La familia Chlamydiaceae incluye dos géneros Chlamydia y Chlamydophila. Las especies de estos géneros, patógenas para los animales y el hombre y, de importancia clínica son: Chlamydia trachomatis, Chlamydophila pneumoniae y Chlamydophila psittaci.

Chlamydophila psittaci, es una bacteria intracelular estricta conocida en todo el mundo por causar la clamidiosis aviar. Esta enfermedad se denominó inicialmente psitacosis, pero posteriormente se introdujo el término ornitosis para diferenciar la enfermedad en las aves domésticas de la ocurrida en las aves psitácidas. Los brotes de clamidiosis aviar en las psitácidas y en explotaciones avícolas causan considerables pérdidas económicas.

La infección de las aves por Chlamydophila psittaci, puede conllevar una enfermedad sistémica y en ocasiones mortal, frecuente en todo el mundo que se ha hallado en más de 500 especies de aves pertenecientes a más de 30 géneros. Los signos clínicos en general son inespecíficos y muy variables por lo que respecta a la gravedad, y dependen de la especie y de la edad del ave, así como de la cepa infectante. El reservorio primario son las aves, en particular loros y periquitos, pero diversos estudios recientes sugieren una prevalencia significativa de Chlamydophila psittaci en pollos de las industrias alimentarias y en palomas salvajes.

La clamidiosis aviar puede producir letargo, hipertermia, secreciones anormales, rinorrea y lagrimeo, y una disminución de la puesta de huevos. La mortalidad es muy variable. En las aves domésticas, los signos clínicos más frecuentes son conjuntivitis, anorexia y pérdida de peso, diarrea, deposiciones amarillentas, sinusitis, biliverdinuria, rinorrea, estornudo, lagrimeo y dificultad respiratoria. En muchas aves, especialmente en las psitácidas de edad avanzada, se puede presentar sin signos clínicos, aunque, sin embargo, eliminan el agente durante períodos largos de tiempo. En la necropsia de aves afectadas se observa con frecuencia esplenomegalia y hepatomegalia, inflamación fibrinosa de los sacos aéreos, pericarditis y peritonitis. Las lesiones histológicas apuntan a la presencia de la infección, pero no son patognomónicas a menos que vayan acompañadas de la identificación de clamidias.

La transmisión entre las aves es principalmente a través de la inhalación de aerosoles que contienen partículas infecciosas desecadas procedentes de heces de aves contaminadas. La transmisión a humanos está estrechamente relacionada con el contacto, esporádico o permanente, con aves de compañía como loros, o aves domésticas presentes en zoológicos o granjas, por lo que no debe ser considerada solamente una zoonosis profesional, aunque el riesgo de psitacosis sea más elevado en individuos en contacto directo con aves. La transmisión en humanos también se relaciona con la inhalación de aerosoles contaminados, generados de las excreciones del tracto respiratorio aviar y de los excrementos, pudiendo causar una enfermedad principalmente respiratoria, que puede conducir a neumonía atípica grave con fallecimiento en los casos más graves.

La transmisión interhumana es posible, pero se considera rara. La psitacosis humana suele afectar más a varones jóvenes, aunque este hecho podría estar sesgado por razones ocupacionales de exposición. Antes de la introducción de los antibióticos, la mortalidad en humanos por psitacosis era del 10 a 20%, pero descendió al 1% desde el uso de los antibióticos.

Desde principios del siglo XX se han sucedido brotes pandémicos, que han estado relacionados en numerosas ocasiones con la importación de aves psitácidas procedentes de Sudamérica a Europa o América del Norte. Las medidas de aislamiento de aves importadas y el tratamiento con tetraciclinas redujo drásticamente los casos de psitacosis humana (50 casos/año). Sin embargo, en los últimos años se han descrito en varios países europeos numerosos casos de infecciones humanas asociadas a brotes de clamidiosis aviar, especialmente en explotaciones de pavos y patos.

La manifestación clínica de la psitacosis humana varía de una enfermedad similar a la gripe a una neumonía atípica grave. Estudios recientes demostraron la capacidad de Chlamydophila psittaci para infectar a bóvidos con el mismo tropismo tisular que en los humanos, las vías respiratorias y el mismo resultado, la infección del tracto respiratorio.

Genotipado de Chlamydophila psittaci 

Hasta hace poco, se han diferenciado claramente nueve genotipos distintos según el gen ompA que codifica la principal proteína de la membrana externa (MOMP). Siete de estas “serovariedades clásicas” se considera que tienen lugar principalmente en un orden o clase específicos de aves y dos en hospedadores no aviares:

  1. Genotipo A en aves psitácidas.
  2. Genotipo B en palomas.
  3. Genotipo C en patos y gansos.
  4. Genotipo D en pavos.
  5. Genotipo E en palomas, patos y otras aves.
  6. Genotipo E/B en patos, pavos y palomas.
  7. Genotipo F en periquitos.
  8. Genotipo WC en ganado vacuno.
  9. Genotipo M56 en roedores.

La mayoría de los genotipos aviares también se han identificado esporádicamente en cepas de casos de transmisión zoonótica al ser humano, sobre todo A, B y E/B. Mientras tanto, se han introducido subgrupos para tres de los genotipos más heterogéneos, que corresponderían a los siguientes: A-VS1, A-6BC, A-8455, EB-E30, EB-859, EB-KKCP, D-NJ1 y D-9N. Además, se han sugerido seis nuevos genotipos provisionales para incluir las cepas que previamente no eran tipificables: 1V, 6N, Mat116, R54, YP84, y CPX0308, de tal forma que el número total de genotipos ascendería a 15.

Actualmente, los antibióticos son el único medio de control. Chlamydophila psittaci es sensible a varios antibióticos, que deben penetrar dentro de las células ya que es en su interior donde desarrolla el ciclo celular de esta bacteria. De ellos, los más utilizados son clorotetraciclina, doxiciclina y otras tetraciclinas. El tratamiento requiere mantenerse durante un periodo de tiempo prolongado.

Diagnóstico de Chlamydophila psittaci 

Los métodos serológicos constituyen la base del diagnóstico de la psitacosis. Las técnicas de EIA son menos sensibles que la fijación del complemento (FC) y la micro- inmunofluorescencia indirecta (MIF). La MIF o la inmunofluorescencia indirecta (IFI), son probablemente los métodos más sensibles y específicos. Sin embargo, puede dar reacciones cruzadas con otras especies de Chlamydia.

Durante los últimos años, la prueba molecular PCR se ha convertido en el método de elección en los laboratorios de diagnóstico por ser una técnica con elevada especificidad y sensibilidad y presentar las ventajas de ser simple, rápida, fácil de estandarizar y más adecuada y segura que el cultivo.

Las pruebas actuales de la PCR para la detección de Chlamydophila psittaci tienen como diana los genes ompA o las regiones intergénicas de ADNr 16S-23S. También se han descrito métodos de PCR a tiempo real que amplifican el gen ompA o envB, empleando sondas específicas o tinción con SYBR-green con distintos tipos de muestras. Estas técnicas permiten detectar las infecciones rápidamente, a partir del tercer día de los síntomas, lo que supone una ventaja respecto a la serología. Sin embargo, no están disponibles comercialmente, por lo que se requiere una optimización y validación previa en cada laboratorio. 

La bacteria se puede detectar tanto en muestras de ADN ambientales y/o superficies como a partir de hisopos cloacales, incluyendo tejidos embrionarios, las heces, las secreciones nasales, los fluidos, la sangre de aves infectadas, así como la sangre, el esputo o las biopsias de tejidos humanos infectados.

Pruebas realizadas en IVAMI:

Muestra recomendada:

Conservación y envío de la muestra:

Plazo de entrega de resultados:

Coste de la prueba: