Bornavirus – Virus neurotrópicos con interés en patología humana y animal: Diagnóstico molecular (PCR).

Información 01-05-2018.

Los bornavirus son una familia de virus de ARN no segmentados, monocatenarios y de codificación negativa del orden Mononegavirales. Son virus neurotrópicos que afectan a un amplio rango de hospedadores, incluyendo aves, mamíferos y reptiles, y también, se han reportado casos aislados de infección en humanos. Según su genoma, datos filogenéticos y características biológicas se han clasificado en diferentes especies, las cuales se describen a continuación. 

Entre las especies de bornavirus que afectan a mamíferos, se encuentra el virus clásico de la enfermedad de Borna -1 y -2, BoDV-1 y -2 (Mammalian 1 bornavirus), y el recientemente descubierto bornavirus de ardilla variegada, o VSBV-1, debido a sus siglas en inglés (Mammalian 2 bornavirus). 

El BoDV-1 es el agente causal de la enfermedad de Borna (BD), descrita por primera vez en el siglo XVIII y que recibe su nombre de la ciudad de Borna, cerca de Leipzig, Alemania, donde se describió una enfermedad neurológica mortal epizoótica entre caballos militares. La enfermedad de Borna afecta con mayor frecuencia a caballos y ovejas. Sin embargo, muchas especies de mamíferos incluyendo animales de granja (ganado y cabras), animales de zoológico (llamas, hipopótamos, alpacas, monos, etc.) y, raramente, animales de compañía (perros y gatos) también pueden ser afectados. Posteriormente, se detectó un único caso de infección letal con un bornavirus divergente llamado virus de la enfermedad de Borna-2 (BoDV-2). Actualmente, se cree que el reservorio natural de BoDV-1 es la musaraña bicolor de dientes blancos (Crocidura leucodon), y que la enfermedad en grandes mamíferos es solo un evento accidental. Sin embargo, debido al que el hábitat de este animal está reservado a Europa central, se cree que deben existir otros animales que actúen como reservorio natural del BoDV en otras zonas. En C. leucodon, el virus se replica en una gran cantidad de tejidos y se excreta por diferentes vías. En mamíferos grandes, como los caballos, ovejas y otros mamíferos domésticos la infección es selectivamente neurotrópica, y desencadena una infiltración masiva de células T en el sistema nervioso central (SNC), causando una meningoencefalitis con signos clínicos característicos y un resultado letal casi inevitable. El período de incubación en animales varía de dos semanas a varios meses. La infección puede conducir a un trastorno neurológico grave caracterizado por una enfermedad aguda o subaguda con meningoencefalitis, o a manifestaciones leves con alteración o deterioro de las funciones de las células nerviosas. Los síndromes de enfermedad específicos dependen de muchos factores del huésped, incluyendo la especie, la raza, la edad y el estado inmunológico del animal en el momento de la infección. Dependiendo de los animales, la infección del virus puede inducir diversas anormalidades conductuales y neurológicas. La parálisis es común y la muerte ocurre dentro de 1-5 semanas en la mayoría de los animales. La recuperación es posible con un comportamiento alterado de por vida.

A principios del 2018, el virus BoDV-1 se asoció con cuatro casos de enfermedad humana en Alemania, resultando en la muerte de tres personas. Tres de los casos pertenecían a un grupo de receptores de órganos sólidos de un único donante, sin evidencias de ninguna manifestación clínica de la enfermedad, y el otro caso, respondía a una encefalitis por BoDV-1 aislada. La infección por BoDV-1 en humanos ocurre de forma extraña; sin embargo, teniendo en cuenta la gravedad de la enfermedad, se debería considerar agregar BoDV-1 a la lista de patógenos incluidos en el diagnóstico diferencial de las causas de la encefalitis humana y la posibilidad de transmisión a través de órganos donados, especialmente en áreas donde la enfermedad de Borna es endémica. Las rutas de transmisión de BoDV-1 a los seres humanos desde el reservorio animal siguen siendo desconocidas.

Además del bornavirus clásico, posteriormente se descubrió un nuevo bornavirus, el VSBV-1 (Mammalian 2 bornavirus), aislado del sistema nervioso central de tres cuidadores de ardilla variegada (Sciurus variegatoides), que presentaban encefalitis, y murieron entre 2 y 4 meses tras el comienzo de los síntomas (fiebre y/o escalofríos, confusión, marcha inestable, mioclono y/o paresia ocular, retraso psicomotor progresivo y coma). El virus, fue también encontrado en las ardillas bajo su cuidado, y desde entonces, en múltiples animales de dicha especie, aumentado la atención de la comunidad científica sobre esta familia viral. 

A diferencia de los mamíferos, las aves infectadas con Bornavirus tienen una presentación clínica que involucra el tracto gastrointestinal, además de los déficits neurológicos más típicos. Los bornavirus aviares son los agente etiológicos de la enfermedad de dilatación del proventrículo (PDD), una enfermedad infecciosa, progresiva, y a menudo letal de las aves. La PDD afecta a más de 80 especies de psitácidos, donde se concentra su importancia clínica, pero también a tucanes, mieleros, pinzones de tejedores, aves acuáticas, aves rapaces y aves paseriformes. Dentro de los bornavirus aviares se diferencian las especies, Psittaciform 1 bornavirus, Passeriform 1 bornavirus, Passeriform 2 bornavirus y Waterbird 1 bornavirus. Además, algunos virus aislados de aves permanecen aún sin clasificar por falta de información sobre los mismos.

La enfermedad de dilatación del proventrículo se reconoció por primera vez a principios de la década de 1970 en guacamayos exportados a Europa y América del Norte desde Bolivia, y en la actualidad, se ha extendido a Australia, América Latina, Japón, Medio Oriente y África. El nombre de la enfermedad deriva de la característica clínica predominante de la enfermedad en los loros. Las lesiones características observadas en estas aves incluyen encefalitis y dilatación macroscópica de la parte anterior del estómago: el proventrículo. La dilatación del proventrículo se produce debido a la acumulación de comida, secundaria a los defectos en la motilidad intestinal que provoca el virus. La disfunción intestinal se debe probablemente a un daño inmune inducido por los virus sobre los nervios autónomos del tracto gastrointestinal superior y medio. La enfermedad también se asocia con daño del sistema nervioso central. La PDD es una enfermedad compleja y las aves afectadas pueden presentar diversos signos clínicos. En la forma clásica de la enfermedad, los signos pertenecen al vaciado lento o al bloqueo total del movimiento de la ingesta a través del proventrículo. Como resultado, el proventrículo se dilata y las aves comienzan a regurgitar los alimentos ingeridos, pierden peso, y finalmente mueren de inanición. Alternativamente o adicionalmente, las aves pueden exhibir signos neurológicos, especialmente reflejados como incapacidad para volar o posarse, o como pérdida de visión. Otros síntomas diferentes de la forma clásica incluyen muerte súbita debida a insuficiencia cardíaca, como resultado de una miocarditis grave, o signos neurológicos inespecíficos, como ataxia y tortícolis. Además, no todas las aves infectadas desarrollan una enfermedad clínica inmediata. Muchas aves infectadas con bornavirus pueden sobrevivir como portadores sanos durante años y luego morir de manera impredecible de PDD. Esto es especialmente cierto en el caso de las aves acuáticas, donde los brotes de enfermedad clínica parecen ser aleatorios y esporádicos a pesar de una prevalencia de infección relativamente alta. El mecanismo de transmisión de la PDD no está del todo claro, pero se cree que el bornavirus aviar se transfiere principalmente de un individuo a otro a través del contacto directo o íntimo, o por vía fecal-oral, por exposición a material fecal infectado. Debido a esto, se propaga fácilmente en aves en cautividad.

Por último, la especie Elapid 1 bornavirus, causante de enfermedad en serpientes, ha sido designada como otra especie dentro de la familia Bornaviridae, pero no incluida en el género Bornavirus, al contrario de las especies descritas en mamíferos y aves. Además, se conoce la existencia de otros bornavirus en reptiles, aún pendientes de clasificar a la espera de tener más información disponible.

El diagnóstico de la infección por los diferentes virus de la familia Bornaviridae puede realizarse mediante métodos serológicos o por métodos moleculares como el método de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR). La RT-PCR con transcriptasa inversa es un método eficiente, rápido, sensible y específico, que no requiere que los animales o humanos infectados desarrollen respuestas inmunitarias completas. Por lo tanto, la PCR es especialmente adecuada para la detección temprana del virus.