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Antracnosis – Enfermedad por hongos de varios géneros y especies específicos de planta hospedadora: Aislamiento en cultivo; Diagnóstico molecular; Identificación de especie (secuenciación).

La antracnosis (cancro o chancro) es un síntoma de enfermedad de las plantas de zonas calurosas y húmedas, causada por algunas especies de hongos de varios géneros, de la división Ascomycota, familia Glomerellaceae, géneros Colletotrichum (syn. Gloeosporium) o la especie Coniothyrium fuckelii. Los hongos causantes son específicos de hospedador, es decir cada especie de hongo produce la antracnosis en una planta, pero no en otra.

Las plantas afectadas muestran los siguientes signos: manchas redondas y oscuras en las hojas; podredumbre; decaimiento de las hojas y los tallos; caída prematura de frutos y las flores; manchas redondas y oscuras en los frutos. Las lesiones de las hojas suelen asociarse a la venación o a los márgenes.

Es raro que la antracnosis pueda causar un daño grave en la mayoría de las especies de plantas, pero supone un grave perjuicio económico por los daños estéticos que causa en los frutos, que dejan de ser aptos para la venta por los signos que exhiben. Por ello, y el hecho de que la plaga afecta especialmente a cultivos de explotaciones agrícolas, resulta un problema mucho más grave para los agricultores que para aficionados a la jardinería o propietarios de pequeños huertos.

Aunque los signos de las plantas pueden ser variables, todas tienen un elemento común de estas infecciones correspondiente a la apareción de estructuras de fructificación (donde aparecen las conidias de propagación), en forma de "copa" formadas por micelio fúngico, denominadas acervuli. Los acervuli se forman en el tejido dañado y pueden observarse microscópicamente. Las conidias son incoloras, unicelulaes, de forma ovoidea.

Los hongos de antracnosis pasan el invierno en restos de hojas en el suelo y/o en áreas muertas de la corteza del árbol, llamadas chancros. A principios de la primavera, se generan las conidias del hongo y se dispersan por salpicaduras de lluvia, riego de aspersión, …. Estas conidias infectan los brotes de las hojas, o en algunos casos, las hojas jóvenes. El proceso de infección se ve favorecido por temperaturas relativamente frías y períodos prolongados de humedad de las hojas. Después de la infección, el hongo causal coloniza el tejido de la hoja y comienza a producir nuevas estructuras fructíferas y conidias capaces de reinfectar el tejido de la hoja en expansión. El desarrollo de la enfermedad puede continuar durante la primavera hasta principios del verano si persiste un clima favorable. Estas enfermedades tienden a ser menos problemáticas durante el clima cálido y seco del verano.

Estos hongos pueden ser simbiontes de plantas, sin provocarle daño, o ser fitopatógenos, lesionando las hojas, tallos o frutos para obtener los nutrientes de los tejidos del hospedador.

Las conidias se dispersan por la lluvia o riegos por aspersión, adhiriéndose a las partes aéreas de la planta para infectarlas. Una fuerte lluvia puede propagar las esporas hasta a 4,5 metros de la planta hospedadora. La conidia germina en el nuevo hospedador y forma un tubo germinal corto que desarrollará un apresorium (órgano se sujeción). A medida que el tubo germinal crece, une la conidia y el apresorium, provocando una indentación en la pared celular que permitirá que una hifa infectante penetre a través de la pared celular, crezca y se convierta en una vesícula de infección.

La primera etapa después de la infección se conoce como fase biotrófica, y consiste en una hifa primaria amplia, que se desarrolla a partir de la vesícula de la infección. Las hifas primarias ocasionalmente penetran a través de paredes celulares adicionales mediante el uso de fuerza mecánica, pero generalmente no crecerán muy lejos de la vesícula de la infección. Siempre permanece a lo largo de una pared, de modo que la mitad de la circunferencia de las hifas está en contacto con la pared celular en todo momento. Las hifas primarias no penetran en las membranas plasmáticas de la célula hospedadora, sino que crecen entre ésta y la pared celular, no matando ninguna célula. En estas primeras etapas de la infección, se liberan proteínas por la vesícula de la infección que suprime las respuestas de defensa del hospedador y permiten el crecimiento y desarrollo del hongo sin obstáculos. Durante la fase biotrófica, el patógeno obtiene nutrientes al transferir hexosas y aminoácidos de la célula hospedadora viva al hongo.

Aproximadamente 48 a 72 horas después de la inoculación, dependiendo del ambiente, termina la fase biotrófica y comienza la fase necrotrófica, marcada por el desarrollo de muchas hifas delgadas, conocidas como hifas secundarias o necrotróficas, que se desarrollan a partir de las hifas primarias y la hifa de infección. A diferencia de las hifas primarias mucho más grandes, estas hifas secundarias se desarrollan libremente a través del hospedador en todas las direcciones, penetrando las paredes celulares y las membranas por igual. Para ramificarse más fácilmente por todo el tejido del hospedador, las hifas liberan enzimas que descomponen las proteínas específicas del huésped. Algunas de estas enzimas incluyen cutinasa, proteasas, pectina y pectato liasa. Una enzima, la endopoligalacturonasa, es una enzima altamente especializada que degrada la pared celular y que es crítica para el crecimiento del micelio. La endopoligalacturonasa es producida normalmente por plantas fructíferas e induce la maduración de la fruta al degradar el poligalacturonano presente en las paredes celulares. Además, dado que el micelio debe propagarse rápidamente durante la etapa necrotrófica para suministrar nutrientes al hongo, prosperará más fácilmente en las plantas más jóvenes, que tienen tejidos más blandos que sus contrapartes más viejas. Si bien hay muy poca decoloración de las células huésped antes del desarrollo de las hifas secundarias, la decoloración se hace rápidamente evidente aproximadamente 100 horas después de la infección. Las manchas negras comienzan a desarrollarse en la superficie de la planta y crecen radialmente hacia afuera, dando lugar a la manifestación de la enfermedad de antracnosis. Estos son los primeros síntomas visuales de una planta infectada, y generalmente ocurren a lo largo de las venas de las hojas en el envés de la hoja. A medida que las lesiones crecen comienzan a desarrollarse las conidias.

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