Babesia canis (B. canis subsp. canisB. canis subsp. vogeliB. canis subsp. rossi): Examen microscópico; Diagnóstico molecular (PCR).

 

Babesia canis es un parásito protozoario de perros, aunque también se han registrado casos puntuales en humanos. La enfermedad se considera endémica en Europa, Sur de África, Asia y América.

Existen tres subtipos de Babesia canis: Babesia canis canis, Babesia canis vogeli y Babesia canis rossi. Estas cepas difieren en virulencia, ubicación geográfica y la garrapata vector, pero son idénticos en apariencia. El tipo más patógeno, Babesia canis rossi, es endémica en África del Sur. Babesia canis canis se localiza en Europa y algunos países de Asia y se considera intermedio en la patogenicidad. La forma menos patógena y más común en EE.UU. es Babesia canis vogeli.

El ciclo biológico de este microorganismo implica un hospedador intermediario donde  madura, generalmente garrapatas, que transmitirían la infección durante su alimentación  liberando esporozoitos en el torrente sanguíneo del perro. Esta transmisión requiere de dos a tres días. Los vectores conocidos incluyen Rhipicephalus sanguineus, Haemaphysalis bispinosa y H. longicornis. Sin embargo, la enfermedad puede ser transmitida a través del intercambio de agujas para vacunaciones, material quirúrgico, contaminación directa sanguínea o a través de las lesiones provocadas en peleas caninas. Babesia canis se desarrolla en los eritrocitos del hospedador, donde pueden visualizarse como organismos piriformes bilobulados que con frecuencia aparecen en pares y son aproximadamente de 4-5 µm de longitud. En el interior de los glóbulos rojos, el organismo Babesia canis se libera de su revestimiento exterior y comienza a dividirse, adquiriendo una nueva forma denominada merozoito que podría ser ingerida por una nueva garrapata durante su alimentación. Después de la ingestión por la garrapata, Babesia canis comienza la reproducción sexual (gamogonia), dando lugar a numerosos esporozoitos que se acumulan en las glándulas salivales de garrapatas.

Los signos clínicos incluyen letargo, debilidad, vómitos, fiebre, palidez de mucosas y coloración oscura de la orina. Además, la enfermedad puede provocar anemia hemolítica grave y trombocitopenia que amenaza la vida en los perros jóvenes. Así mismo, pueden presentarse otros síntomas que incluyen signos neurológicos y respiratorios. En algunos perros, los signos clínicos pueden ser leves o inaparentes, por lo que pueden ser portadores subclínicos, sobre todo para Babesia canis vogeli. Aunque la infección aguda se asocia con anemia grave y trombocitopenia, muchos perros sobreviven a la fase aguda y se convierten en portadores crónicos de la infección.