Transgénicos - Organismos Modificados Genéticamente (GMO´s: Genetically Modified Organisms): Diagnóstico molecular (PCR).
Las modificaciones genéticas de vegetales pretenden obtener un beneficio mejorando la producción o cambiando sus características. No obstante, preocupa la repercusión que pueda tener a la larga la introducción de otro material genético en algunas especies, por lo que existe una normativa que regula su uso.
La selección de los cultivos se ha realizado desde los principios de la agricultura selecionando semillas de plantas con determinadas características. Posteriormente, se obtuvieron variedades híbridas, y hoy día con los avances en la tecnología del ADN recombinante, se introducen genes que aportan a la planta receptora determinadas características. Los vegetales que reciben los nuevos genes se denominan genéricamente “organismos modificados genéticamente” (GMO: Genetically Modified Organisms), o transgénicos.
Los beneficios perseguidos van dirigidos a fines como:
a) Aumentar la producción en cantidad, con el consiguiente beneficio para la alimentación mundial, mejorar la calidad de los cultivos, incrementando su capacidad para sintetizar vitaminas, incorporar minerales, o su contenido nutricional en algunos elementos como beta-caroteno, precursor de la vitamina A (p. ej. arroz dorado), o mejorar la cualidad haciéndole cambiar el color (p. ej. rosas azules, con genes de delfininas obtenidos de petunias)
b) Resistencia a pesticidas y herbicidas como ocurre con la soja resistente al glifosato, haciendo a las plantas productoras de aminoácidos esenciales, cuya síntesis bloquea este producto, o como ocurre con el algodón resistente al bromoxinil.
c) Resistencia a las plagas provocadas por insectos, introduciendo el gen de la toxina Bt, producida habitualmente por la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt). Esta bacteria se ha utilizado para controlar biológicamente determinadas plagas, ya que afecta a los insectos dañinos para los cultivos pero no afecta a los beneficiosos como las abejas. Esta toxina no afecta a los vertebrados al degradarse por la acidez gástrica, no considerándose tóxica para el hombre o los animales.
d) Resistencia a algunos patógenos vegetales como virus en plantas de tabaco, patatas, tomates, pimientos, calabacín, soja, papaya, alfalfa, albaricoque, etc.
e) Enlentecer la maduración de algunos frutos (p. ej. tomates) para facilitar su conservación, y mejorar su textura, introduciendo un gen que inhibe la formación de pectinasas, enzima que se activa al envejecer el fruto y degrada la pared de las células vegetales.
f) Resistencia a situaciones ambientales extremas, por ejemplo sequía o frío, eliminando bacterias como Pseudomonas syringae o Erwinia herbicola, cuyas proteínas actúan como núcleo de cristalización.
g) Incorporar la síntesis de proteínas concretas que puedan ser utilizadas para vacunación oral humana (vacunas comestibles).
No obstante, se señala que algunos de estos elementos podrían conllevar riesgos al exponer a alergenos y toxinas, alterar el medio ambiente, extender la resistencia a los antibióticos, extender los genes insertados a otras plantas a través de cruzamientos o de la polinización, por lo que existen detractores de este uso, que actualmente está regulado, y para el que los consumidores exigen información sobre su uso y distribución alimentaria.
Los genes se introducen en las células vegetales en cultivo in vitro, utilizando vectores biológicos (plásmido Ti de Agrobacterium tumefaciens), métodos físicos como la electroporación o la pistola impulsora de genes incorporados a microesferas de oro coloidal (transformación biolística), o métodos químicos facilitadores de la penetración de los genes tratando con polietilenglicol y cloruro cálcico. De ellos, el más utilizado es el vector biológico, utilizando el plásmido Ti de A. tumefaciens, que contiene los genes necesarios para la transferencia genética y además los elementos necesarios para que se exprese el gen insertado: secuencia promotora, el gen o genes insertados, y la secuencia terminal (terminador) formando lo que se denomina un “cassette” de genes. La secuencia promotora más utilizada es la denominada CaMV35S derivada del virus citopatógeno “Cauliflower mosaic virus”, y el terminador NOS del plásmido Ti de A. tumefaciens. Por esta razón, el promotor CaMV35S (abreviadamente p35S), y el terminador NOS son las secuencias que habitualmente se investigan cuando se desea conocer la presencia de un transgénico. Además, se puede investigar la presencia de los genes concretos insertados. Los vegetales en los que el uso de transgénicos se ha extendido más son el maíz y la soja, de los que su vez sus derivados se encuentran incorporados en muchos alimentos. No obstante, existen otros muchos vegetales transgénicos.
Para detectar los organismos vegetales modificados genéticamente o transgénicos, se puede investigar por una prueba de PCR (Polymerase Chain Reaction) la presencia del promotor, del terminador, y/o de los genes insertados (transgenes), o bien detectar la proteína elaborada por el gen insertado por un método de enzimoinmunoanálisis (ELISA). La ventaja primordial del método molecular (PCR) está en que su resultado no se afecta por el tratamiento a que haya podido ser sometido el alimento, aunque no puede realizarse en todos los laboratorios. La ventaja del método de ELISA es que es más asequible a cualquier laboratorio, pero sus resultados pueden afectarse por el tratamiento a que haya sido sometido el alimento.
Pruebas realizadas en IVAMI:
Plazo de entrega de resultados
Será aproximadamente de 48 horas laborables, desde la recepción del producto.
Coste de la prueba
Consultar a ivami@ivami.com
La selección de los cultivos se ha realizado desde los principios de la agricultura selecionando semillas de plantas con determinadas características. Posteriormente, se obtuvieron variedades híbridas, y hoy día con los avances en la tecnología del ADN recombinante, se introducen genes que aportan a la planta receptora determinadas características. Los vegetales que reciben los nuevos genes se denominan genéricamente “organismos modificados genéticamente” (GMO: Genetically Modified Organisms), o transgénicos.
Los beneficios perseguidos van dirigidos a fines como:
a) Aumentar la producción en cantidad, con el consiguiente beneficio para la alimentación mundial, mejorar la calidad de los cultivos, incrementando su capacidad para sintetizar vitaminas, incorporar minerales, o su contenido nutricional en algunos elementos como beta-caroteno, precursor de la vitamina A (p. ej. arroz dorado), o mejorar la cualidad haciéndole cambiar el color (p. ej. rosas azules, con genes de delfininas obtenidos de petunias)
b) Resistencia a pesticidas y herbicidas como ocurre con la soja resistente al glifosato, haciendo a las plantas productoras de aminoácidos esenciales, cuya síntesis bloquea este producto, o como ocurre con el algodón resistente al bromoxinil.
c) Resistencia a las plagas provocadas por insectos, introduciendo el gen de la toxina Bt, producida habitualmente por la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt). Esta bacteria se ha utilizado para controlar biológicamente determinadas plagas, ya que afecta a los insectos dañinos para los cultivos pero no afecta a los beneficiosos como las abejas. Esta toxina no afecta a los vertebrados al degradarse por la acidez gástrica, no considerándose tóxica para el hombre o los animales.
d) Resistencia a algunos patógenos vegetales como virus en plantas de tabaco, patatas, tomates, pimientos, calabacín, soja, papaya, alfalfa, albaricoque, etc.
e) Enlentecer la maduración de algunos frutos (p. ej. tomates) para facilitar su conservación, y mejorar su textura, introduciendo un gen que inhibe la formación de pectinasas, enzima que se activa al envejecer el fruto y degrada la pared de las células vegetales.
f) Resistencia a situaciones ambientales extremas, por ejemplo sequía o frío, eliminando bacterias como Pseudomonas syringae o Erwinia herbicola, cuyas proteínas actúan como núcleo de cristalización.
g) Incorporar la síntesis de proteínas concretas que puedan ser utilizadas para vacunación oral humana (vacunas comestibles).
No obstante, se señala que algunos de estos elementos podrían conllevar riesgos al exponer a alergenos y toxinas, alterar el medio ambiente, extender la resistencia a los antibióticos, extender los genes insertados a otras plantas a través de cruzamientos o de la polinización, por lo que existen detractores de este uso, que actualmente está regulado, y para el que los consumidores exigen información sobre su uso y distribución alimentaria.
Los genes se introducen en las células vegetales en cultivo in vitro, utilizando vectores biológicos (plásmido Ti de Agrobacterium tumefaciens), métodos físicos como la electroporación o la pistola impulsora de genes incorporados a microesferas de oro coloidal (transformación biolística), o métodos químicos facilitadores de la penetración de los genes tratando con polietilenglicol y cloruro cálcico. De ellos, el más utilizado es el vector biológico, utilizando el plásmido Ti de A. tumefaciens, que contiene los genes necesarios para la transferencia genética y además los elementos necesarios para que se exprese el gen insertado: secuencia promotora, el gen o genes insertados, y la secuencia terminal (terminador) formando lo que se denomina un “cassette” de genes. La secuencia promotora más utilizada es la denominada CaMV35S derivada del virus citopatógeno “Cauliflower mosaic virus”, y el terminador NOS del plásmido Ti de A. tumefaciens. Por esta razón, el promotor CaMV35S (abreviadamente p35S), y el terminador NOS son las secuencias que habitualmente se investigan cuando se desea conocer la presencia de un transgénico. Además, se puede investigar la presencia de los genes concretos insertados. Los vegetales en los que el uso de transgénicos se ha extendido más son el maíz y la soja, de los que su vez sus derivados se encuentran incorporados en muchos alimentos. No obstante, existen otros muchos vegetales transgénicos.
Para detectar los organismos vegetales modificados genéticamente o transgénicos, se puede investigar por una prueba de PCR (Polymerase Chain Reaction) la presencia del promotor, del terminador, y/o de los genes insertados (transgenes), o bien detectar la proteína elaborada por el gen insertado por un método de enzimoinmunoanálisis (ELISA). La ventaja primordial del método molecular (PCR) está en que su resultado no se afecta por el tratamiento a que haya podido ser sometido el alimento, aunque no puede realizarse en todos los laboratorios. La ventaja del método de ELISA es que es más asequible a cualquier laboratorio, pero sus resultados pueden afectarse por el tratamiento a que haya sido sometido el alimento.
Pruebas realizadas en IVAMI:
- Detección de organismos modificados genéticamente (GMO´s), mediante la detección de las secuencias promotoras 35S y terminadoras NOS, mediante amplificación por PCR cualitativa (Polymerase Chain Reaction).
- Para detección de otros genes concretos, por ejemplo BT10, etc., consultar
Plazo de entrega de resultados
Será aproximadamente de 48 horas laborables, desde la recepción del producto.
Coste de la prueba
Consultar a ivami@ivami.com