Perdices y otras aves relacionadas: Infecciones en perdices (roja, gris, chukar), faisanes u otras aves relacionadas - Diagnóstico microbiológico

 

Durante las últimas décadas las poblaciones naturales de las aves de caza han disminuido en muchas zonas. La estrategia para obviar la falta de especies salvajes ha sido liberar las aves criadas en granjas para reploblar o para suministrar para el sector de la caza. Entre estas especies se encuentran los faisanes comunes (Phasianus colchicus); las perdices rojas (Alectoris rufa), gris (Perdix perdix) o chukar (Alectoris chukar); las codornices (Coturnix coturnix), las palomas de distintas especies, los patos y los gansos. Este proceso incluye una fase de cría y desarrollo en interiores, seguido de una fase de climatización en grandes aviarios situados al exterior. Cuando las aves están listas para su liberación se sueltan en las áreas de repoblación o de cacerías

           

La liberación de aves criadas en granjas presenta algunos riesgos que pueden implicar una tasa elevada de mortalidad en la población reintroducida, debida a los comportamientos deficientes al encontrase en libertad, la predación por parte mamíferos o de aves de presa, una menor resistencia a enfermedades que pueden provocar brotes epidémicos de ellas y a las diferencias genéticas entre las aves liberadas y las aves salvajes.

Entre estas aves, las perdices son muy apreciadas por los gourmets y los cazadores, por lo que se considera un ave muy popular de caza. Pertenece a las Gallinaceas, incluidas en la familia Phasianidae de los que existen dos géneros: Perdix y Alectoris.

La perdiz gris (Perdix perdix), es un ave natural de Europa, que se ha introducido en muchas partes del mundo, pero ha disminuido mucho en Europa desde la segunda mitad del siglo 20. Ente las causas de este descenso se incluyen una disminución acentuada de la vida de los polluelos debido al uso de pesticidas, la pérdida de hábitats debidos a la agricultura intensiva y a la mecanización del campo, la menor eclosión de huevos, y el incremento de la predación por rapaces o algunos mamíferos salvajes.

La perdiz roja (Alectoris rufa) es nativa de la Península ibérica y se encuentra presente actualmente en el Sur y Centro de Francia, y Noroeste de Italia, además de en España. Su población también ha disminuido mucho igual que ha ocurrido en Europa con la perdiz gris.

 

Debido a la elevada demanda de la perdiz para la caza y la escasez de aves salvajes, la cría en cautividad se ha desarrollado mucho y hoy día tiene una importancia económica significativa. Se ha publicado que en Francia se crían unos 15 millones de los que las 2 terceras partes son exportadas a Reino Unido, España, Portugal e Italia. En Francia, fueron cazadas en 1998 1,7 millones. En 2010 se produjeron en Francia 6 millones para el mercado francés, de los que del 77 a 80% eran de la especie roja. En España, se calcula que se cazan 3 millones al año, por lo que tiene una importancia socioeconómica relevante.

 

La perdiz roja crece y se reproduce fácilmente en cautividad si se toman las condiciones de higiene y terapéuticas adecuadas para evitar enfermedades. Esta especie es muy sensible a varios agentes patógenos que son responsables de un 10 a 15% de mortalidad y en algunos casos de hasta del 70 al 80%, lo que hace que algunos criadores, a veces decidan abandonar su cría. Se han citado tasas de mortalidad del 46 al 52% en estas aves entre los 26 y 31 días de edad.

 

Las perdiz roja criada en España, supone aproximadamente un 7% de la producción aviar global. Se calcula que se crían entre 3 y 4,5 millones de perdices rojas en estado salvaje, y que el número liberado a partir de granjas de cría puede ser de 10 millones por temporada de caza. La falta de medidas de bioseguridad en algunas de las granjas de perdices rojas, junto con las medidas de control limitadas antes o después de la liberación al campo, puede favorecer la introducción, adaptación, mantenimiento y difusión de patógenos.

 

Las aves procedentes de criaderos en granjas pueden introducir nuevos agentes en las poblaciones salvajes o sufrir los efectos adversos de la carga de parásitos que contienen. La liberación de faisanes o de la perdiz roja, puede ser también perjudicial para la perdiz gris, debido a competencias en el hábitat o a la transmisión de agentes patógenos.

Existen varios tipos de infecciones que se pueden presentar afectando a uno u otros órganos, a veces con mayor prevalencia en unas especies que en otras, e incluso dentro de la misma especie o en cualquiera de las especies, pueden existir diferencias según la edad de las aves en las que se presenta la infección.

 

Infecciones por virus

 

Existen virus que pueden provocar infecciones en estas aves, unos de ellos que afectan al sistema nervioso, otros al aparato respiratorio y otros producen una infección general. Entre estos virus se encuentran los siguientes: virus Bagaza, virus del Nilo Occidental (West Nile virus), varios tipos y subtipos de virus Influenza, virus de la enfermedad de Newcastle, Poxvirus aviares y virus de la enfermedad de Marek. A continuación describimos algunas características de estos virus y las afectaciones que pueden provocar en las aves infectadas.

 

            Virus Bagaza (BAGV)

 

Este virus es sinónimo de virus de la meningoencefalomielitis del pavo de Israel (ITV: Israel Turkey meningoencephalomyelitis virus), denominado así por haberse descrito inicialmente en Israel en 1958. Es un virus transmitido por mosquitos, perteneciente a la familia Flaviviridae, género Flavivirus, causante de una enfermedad neurológica grave en pollos y aves salvajes, por lo que es un Arbovirus (Arbovirus: Arthropod Borne Virus). Unos 7 años después (1966) de la descripción en Israel, el virus fue aislado de un lote de mosquitos Culex en la ciudad de Bagaza (República Centroafricana), demostrándose que ambos eran genéticamente idénticos, el de Israel y de la ciudad de Bagaza, proponiéndose el cambio de nombre por el de “Avian Meningoencephalomyelitis virus” (virus de la meningoencefalomielitis aviar) (acrónimo AMEV).

 

Durante mucho tiempo, el virus estuvo restringido al África subsahariana (República Centroafricana, Mauritania, Senegal y Sudáfrica), Israel, e India, pero en 2010 apareció en Europa provocando un brote que afectó a la perdiz roja (Alectoris rufa) y al faisán común (Phasianus colchicus) en el Sur de España. Con este brote se demostró que provoca una mortalidad elevada en la perdiz roja, y que incluso se puede transmitir por contacto entre estos animales. Los estudios realizados con la perdiz gris (Perdix perdix) han demostrado que estas aves también padecen una enfermedad grave con signos neurológicos y mortalidad del 40%. Los estudios serológicos han demostrado que el virus continúa circulando en España.

 

Experimentalmente, se ha demostrado que el virus afecta al sistema nervioso central, pero también a los endotelios vasculares, provocando un proceso hemolítico intenso en las perdices que no aparece en las otras aves estudiadas. Las aves del brote de 2010 mostraban incoordinación, desorientación y ataxia. La mortalidad fue del 37% en perdices y del 11% en faisanes. Los estudios histopatológicos demostraron la existencia de encefalitis, miocarditis, leiomiositis, meningoencefalitis y neuritis.

 

            Virus del Nilo Occidental (West Nile virus –WNV)

 

El virus del Nilo Occidental es un virus neurotrópico transmitido por artrópodos (Arbovirus: Arthropod Borne Virus), perteneciente a la familia Flaviviridae, género Flavivirus. Su ciclo natural implica a varias especies de aves en las cuales el virus se multiplica y una amplia variedad de mosquitos que lo transmiten entre ellas. Estos mosquitos también pueden transmitir el virus a caballos o a personas, que pueden padecer la enfermedad clínicamente manifiesta o ser infectados con una infección asintomática sin padecer sintomatología. Antes de los años 1990s, se consideraba un virus de importancia limitada en aves, pero desde entonces se ha extendido mucho geográficamente y hoy día se considera de distribución mundial, habiendo pasado de Europa a EE.UU. por donde se ha extendido por todos los estados.

                       

Se han realizado estudios en la perdiz roja (Alectoris rufa), como especie nativa de aves europeas, demostrándose que las aves infectadas desarrollan enfermedad con una mortalidad del 70% cuando se infectan con cepas de virus del Nilo Occidental europeas, pero también que son susceptibles a las cepas del virus americanas con una mortalidad del 14 a 45%. La afectación depende de la edad en la que se infectan las aves. El virus provoca una encefalitis. Se ha estudiado su patogenia en la perdiz chukar (Alectoris chukar) y en la perdiz roja (Alectoris rufa), demostrándose experimentalmente que ambas especies pueden infectarse con las cepas de vius del Nilo Occidental (WNV) mediterráneas. Los órganos más afectados son el corazón, cerebro, y la médula espinal. Sin embargo, el grado de afectación provocado por las cepas europeas del virus, parece ser inferior al provocado por las cepas americanas del virus.

 

Virus de Enfermedad de Newcastle (NDV) (Avian Paramyxovirus tipo 1)

 

La enfermedad de Newcastle en aves domésticas está causada por la infección con el Paramixovirus aviar tipo 1 (APMV-1: Avian Paramyxovirus type 1; NDV) del género Avulavirus de la familia Paramyxoviridae. Esta es una de las dos enfermedades más importantes de aves de corral y otras aves a nivel mundial, no sólo por las pérdidas económicas que conlleva, sino también por sus implicaciones para la salud que incluyen la elevada mortalidad en los corrales. No obstante, la afectación por NDV puede ser variable, incluyendo desde la ausencia de síntomas a una enfermedad aguda con elevada mortalidad.

                                    

Algunas variantes, como la llamada Paramyxovirus 1 de palomas (Pigeon Paramyxovirus type 1 –PPMV-1) ha sido responsable de panzootias en criaderos de palomas. Los brotes de esta enfermedad en faisanes (Phasianus colchicus) no son infrecuentes y se ha demostrado que éstos son muy susceptibles a la infección por NDV.

 

En 2006, se describió un brote de enfermedad de Newcastle (ND) provocado por PPMV-1 en una granja de perdices grises (Perdix perdix) en East Lothian (Escocia). Las aves afectadas padecían diarrea, signos progresivos neurológicos y una mortalidad del 24%. Se intuyó que la infección fue transmitida a partir de palomas próximas por haberse encontrado la variantes del virus de palomas (Pigeon paramyxovirus type 1, PPMV-1).

           

Virus Influenza A

 

 

Los virus de gripe aviar (Avian Influenza virus –AIV-) se han aislado de muchas especies de aves. Entre las de más interés por su cría en granjas se encuentran las siguientes: pavos, patos, gansos, codornices, perdices, gallina de Guinea, faisanes, avestruces y pollos. De ellas, los pavos son especialmente susceptibles y la primera infección en ellos fue diagnosticada en Wisconsin (EE.UU.) en 1966. También, es de interés el hecho de que la codorniz pueda actuar como amplificadora de recombinaciones del virus, haciendo que subtipos que previamente no afectaban a algunas especies, como humanos u otros mamíferos, puedan infectarse después de haber pasado el virus por la codorniz. La codorniz puede permitir la replicación de la mayor parte de los subtipos, al igual que ocurre con el cerdo y los subtipos H1 y H3 de los virus Influenza A. De la misma forma, la codorniz es más susceptible que los pollos a los virus H9, lo que sugiere que en ellas puede ocurrir la adaptación de las cepas transmitidas a partir de las aves acuáticas (patos), para después infectar a otras aves terrestres. En este sentido, la codorniz actuaría como la especie hospedadora intermediaria. Este mismo hecho, se ha encontrado en las perdices, por lo que supone una especie de gran interés para la extensión de los virus Influenza A.

           

Los virus de gripe aviar (AIVs: Avian Influenza viruses) según la capacidad de provocar enfermedad y muerte en la mayoría de las especies de aves de corral (por ej., pollo – Gallus domesticus) pueden clasificarse en dos patotipos diferentes: a) De baja patogenicidad (LPAIVs: Low Pathogenic), y b) De alta patogenicidad (HPAIVs: Highly Pathogenic). Las infecciones por los LPAIVs pueden ser asintomáticas, pero en general, causan una enfermedad respiratoria de leve a intensa, que suele acompañarse de disminución de la ingestión de alimento y de agua y de una caída en la producción de huevos. Por el contrario, los HPAIVs causan una enfermedad sistémica grave, con elevada mortalidad en pollos, pero que no implica el mismo grado de enfermedad en otras especies.

 

Desde el primer aislamiento de un AIV de aves salvajes, un HPAIV H5N3, en un ave marina (Sterna hirundo) en Sudáfrica (1961), se han aislado virus de los subtipos correspondientes a las 16 hemaglutininas y 9 neuraminidassas diferentes a partir de más de 100 especies de aves salvajes pertenecientes a más de 25 familias, lo que confirma que los AIVs tienen una distribución mundial en las poblaciones de aves acuáticas de vida libre.

 

Las aves acuáticas, principalmente las del Orden Anseniformes (patos, gansos, cisnes), se han reconocido como las hospedadoras naturales y reservorio de todos los LPAIVs. Estos virus están muy adaptados a sus reservorios, normalmente produciéndoles infecciones asintomáticas y replicándose en las células epiteliales gastrointestinales, con eliminación de un alto contenido de virus en sus heces durante periodos prolongados. Por ello, se considera que la vía fecal-oral es la vía primaria de transmisión de los LPAIVs en las aves acuáticas. Los LPAIVs pueden encontrarse en numerosas aves distintas diferentes a sus reservorios naturales, pero no está claro en cuáles de estas especies los LPAIVs son endémicos y en cuáles el virus es un agente transitorio.

 

A diferencia de lo que ocurre con los LPAIVs, los HPAIVs no están habitualmente en los hospedadores naturales, sino que surgen a partir de los LPAIVs H5 y H7 después de circular en aves de corral gallináceas durante un periodo variable de tiempo. Por ello, la exposición de los virus de las aves acuáticas a las aves de corral, bien por contacto directo con las aves salvajes, por contacto en mercados de aves vivas de corral, o a través de aguas de bebidas de aves es crítica para la emergencia de HPAIVs.

                       

Desde 2002, se ha informado de brotes panzoóticos en Anseniformes domésticas y salvajes de Asia y Este de Europa. Estos virus evolucionados son de alta patogenicidad (HP) en estas especies bajo condiciones experimentales, algo que es inusual para los HPAIVs. El patrón de excreción habitual de los HPAIVs H5N1 en las aves acuáticas, implica un bajo título de virus y durante un periodo corto. Los pollos y los pavos (Meleagris gallopavo) son la aves, que junto con los patos, se han estudiado más extensamente para los AIVs.

 

Algunos estudios sugieren que los pavos son más susceptibles a los LPAIVs que los pollos. Esta elevada susceptibilidad demuestra la relevancia de los pavos como hospedadores intermediarios y fuente de infección para otras aves de corral o incluso para mamíferos. Además, los pavos parecen altamente sensibles a los HPAIVs, con una dinámica de infección y hallazgos patológicos muy similares a los pollos. Los estudios experimentales en los pavos y en los pollos muestran que los LPAIVs se eliminan predominantemente a partir de la orofaringe, y en menor cantidad por la cloaca, a diferencia de lo que ocurre con las aves acuáticas, que actúan como hospedadores naturales. Una dinámica similar ocurre con los HPAIVs, aunque en mayor proporción que los LPAIVs. Hasta hoy, varios estudios experimentales han evaluado la sensibilidad para los LPAIVs y HPAIVs en las principales especies (pollos, pavos y patos domésticos), y aves acuáticas salvajes.

 

La aves salvajes, particularmente las de los ordenes Anseniformes y Charadriiformes, se han reconocido como los reservorios naturales de los AIVs. Algunos estudios sugieren que los pavos, faisanes y codornices japonesas son más susceptibles que los pollos a los virus Influenza A transmitidos a partir de las aves acuáticas libres. Experimentalmente, se ha demostrado que los HPAIVs pueden causar signos clínicos específicos y mortalidad en las especies mencionadas, y que los faisanes son eliminadores eficientes de LPAIVs. Además, la cría libre de aves se ha identificado como uno de los factores que contribuyen al incremento de brotes de AIVs.

 

Hasta ahora, la mayoría de los estudios experimentales sobre AIVs se han realizado con pollos, pavos o especies acuáticas, mientras que son escasos los estudios en especies menores y se desconoce muchos aspectos de la epidemiología tanto de LPAIVs, como de HPAIVs en aves de corral de cría libre y de aves de caza. Casi no existen estudios de sensibilidad a la infección y patogenicidad de AIVs en la perdiz roja (Alectoris rufa). Esta importante especie de caza está muy distribuida en el Suroeste de Europa y en el Sur de Reino Unido.

Para conocer la afectación que pueden padecer las perdices, se han realizado estudios experimentales en la perdiz roja (Alectoris rufa) inoculadas tanto con una cepa de HPAIVS H7N1 (A/Chicken/Italy/5093/1999), como con una de baja patogenicidad H7N9 (A/Anas crecca/Spain/1460/2008), demostrándose que son muy afectadas por las cepas de alta patogenicidad (HPAIVs) en comparación con las cepas de baja patogenicidad (LPAIVs). La afectación por la cepa HPAIV daña más intensamente a los riñones, glándulas adrenales, folículos de plumas y sistema nervioso central (cerebro y médula espinal). Sólo las gónadas, bazo, médula ósea y nervio ciático no mostraban afectación significativa.

 

Poxvirus (Avian Poxvirus - Avipoxvirus)

 

Los poxvirus aviares pertenecen a la familia Poxviridae, género Avipoxvirus e incluye a varias especies cada una específica para diferentes grupos de aves. La especie Fowlpox afecta a las gallináceas. Otras especies son: Canarypox, Juncopox, Mynahpox, Pigeonpox, Psittacinepox, Quailpox, Sparrowpox, Starlingox y Turkeypox. Todas estas especies, se caracterizan por provocar viruelas aviares, una entidad clínica caracterizada por el desarrollo de pústulas cutáneas en sus hospedadores, y también por afectación de la mucosa bucal y del tracto respiratorio superior.

 

A diferencia de otros virus, los Avipoxvirus pueden tolerar sequedades extremas, una ventaja que les permite diseminarse con el polvo y adaptarse a las membranas mucosas secas del tracto respiratorio superior de las aves. Al ser muy estable en el ambiente, la transmisión entre aves salvajes puede ocurrir por la transmisión mecánica a través de mosquitos o a través de pequeñas lesiones cutáneas que le permiten penetrar por la piel.

 

La viruela aviar (Avian pox) es una infección viral contagiosa de distribución mundial que se ha descrito en más de 60 especies de aves de unas 20 familias, especialmente en las galliformes. Por su importancia, habitualmente se realiza la vacunación en muchas granjas. No obstante, la enfermedad persiste debido a los gallineros domésticos, donde no se toman las medidas de prevención y desde estas puede extenderse a las aves salvajes. La tendencia actual a cambiar los sistemas de producción, haciéndolo con aves en libertad, podría suponer un aumento del riesgo de brotes de viruela aviar. A pesar de la especificidad de especies de los Poxvirus aviares, las infecciones de poblaciones de aves salvajes podrían representar un riesgo para los pollos.

 

Este virus puede provocar dificultad respiratoria, disminución de la ingesta de alimentos y de bebida por parte de las aves infectadas. Las lesiones externas se limitan a las partes no plumosas, en general la cara y las patas, donde generan lesiones caracterizadas por una dermatitis proliferativa y necrotizante. Además, puede formar vesículas sanguinolentas que se colapsan al pinchar y drenan. El virus induce una mortalidad elevada en faisanes, codornices y perdices, aves de canto, aves marinas como las gaviotas, loros y aves peregrinas como los halcones. La mortalidad en las galliformes de vida libre oscila entre un 2 y 54%, dependiendo de muchos factores. En estudios experimentales oscila entre 21 y 27%.

 

La infección en la perdiz roja (Alectoris rufa) de vida libre en España es frecuente. En el año 2000-2001, se produjo un brote de infección por Poxvirus aviar en el Sur de España, en el que se demostró que la afectación ocurre con mayor intensidad de los ejemplares jóvenes, comparado con los adultos.

 

Virus de la enfermedad de Marek (MDV-1; Gallid herpesvirus 2 –GaHV-2)

 

 

La enfermedad de Marek es una enfermedad bien conocida en las aves de corral en todo el Mundo y es causada por un Herpesvirus (Gallid herpesvirus 2 –GaHV-2), también conocido como virus de la enfermedad de Marek serotipo 1 (MDV-1). Desde la introducción de una vacuna, su incidencia se ha reducido mucho pero aún se diagnostica en pollos no vacunados.

 

Aparte de los pollos, la enfermedad también se ha descrito en pavos, codorniz japonesa, faisanes, y más recientemente en la codorniz de cresta (Rollulus rouloul) en Bélgica (2015). En la codorniz de cresta, se presenta con lesiones caracterizadas por hinchazón del área periorbitaria, así como opacidad corneal y del cristalino que conllevan ceguera. A lo largo de unos meses todas las aves afectadas fallecen.

 

Intoxicación por toxinas (toxina botulínica) – Botulismo aviar

 

El botulismo aviar es una enfermedad paralítica causada por la ingestión de la toxina producida por Clostridium botulinum, una bacteria anaerobia, grampositiva formadora de esporas. La toxina actúa bloqueando la función nerviosa y como consecuencia causando una parálisis respiratoria y musculo-esquelética.

 

La afectación se debe a la toxina y no a la infección por Clostridium botulinum. Existen varios tipos de toxina producida por diferentes cepas de esta bacteria. En las aves predominan el tipo C y en menor proporción el tipo E.

 

Esta bacteria está muy distribuida en el suelo (tierra) y sólo requiere temperaturas calientes, una fuente de proteínas y un ambiente anaeróbico (sin oxígeno) para multiplicarse y producir la toxina.

 

Los vegetales en descomposición y los invertebrados (insectos) combinados las temperaturas adecuadas pueden proporcionar las condiciones ideales para que se multiplique esta bacteria y produzca la toxina.

 

Las aves se afectan cuando ingieren la toxina preformada directamente o cuando ingieren invertebrados (por ej., larvas de mosca, larvas de quironómidos -dípteros similares a los mosquitos no picadores-), que contengan la toxina que a ellos no les afecta. En las larvas de mosca, se acumula la toxina cuando la ingieren a partir de las carcasas de animales muertos. Preferentemente, esto ocurre en aves acuáticas, que pueden afectarse de botulismo cuando ingieren 3 ó 4 larvas de moscas.

 

La enfermedad se manifiesta por parálisis flácida que suele presentarse en las patas, alas, cuello (no pueden mantener el cuello erguido) y los párpados.

 

Infecciones encefálicas por Listeria monocytogenes (encefalitis)

 

El género Listeria está integrado por 10 especies, de las que dos de ellas se han relacionado con infección en humanos y animales. Las infecciones por Listeria ivanovii son raras y restringidas a rumiantes. Por el contrario, las infecciones por Listeria monocytogenes están relacionadas con una variedad de especies animales y los humanos. Listeria monocytogenes posee una distribución universal y está muy extendida en el ambiente. Se conocen 16 serotipos pero de ellos los más implicados en enfermedades son los serotipos 1/2a; 1/2b y 4b.

 

El interés por Listeria monocytogenes comenzó en 1980s cuando se reconoció como un patógeno significativo transmitido por alimentos causante de infecciones humanas. Se han descrito infecciones en 17 especies aviares, incluyendo pollos, pavos, patos, canarios, cotorras y otras. Sin embargo, la listeriosis como enfermedad es rara, y los brotes son esporádicos con morbilidad y mortalidad variables. Las aves son difíciles de infectar y las jóvenes se consideran más susceptibles. La listeriosis en aves se suele presentar como una septicemia con esplenomegalia, necrosis hepática y del miocardio y pericarditis. Las descripciones de encefalitis por Listeria son raras y se han dado en pollos en EE.UU, Japón e India. Las aves afectadas con encefalitis suelen mostrar tortícolis, depresión e incoordinación. Estos signos neurológicos no pueden distinguirse de los que manifiesta la enfermedad de Newcastle, que debe considerarse en el diagnóstico diferencial de encefalitis por Listeria. En las publicaciones científicas se han descrito casos aislados de afectación neurológica en perdices en Francia (1957) y un brote en Reino Unido en perdices rojas (Alectoris rufa), con afectaciones neurológicas.

 

Infecciones por coccidios

 

 

La coccidiosis es una de las enfermedades más diseminadas que afectan a las aves en el Mundo. Está causada por un protozoo parásito altamente específico Coccidia, del género Eimeria. Varias de sus especies pueden invadir específicamente segmentos específicos del intestino de las aves, donde penetra en las células intestinales de las aves, provocándoles una enteritis, acompañada de diarrea y ocasionalmente la muerte. Ello, conlleva unas pérdidas económicas importantes en los sistemas de producción intensiva de aves de corral. Actualmente, sólo existe la prevención y algunos medicamentos coccidiostáticos para su control. Por ello, el riesgo de resistencia al tratamiento es elevado como se ha observado en aves de caza, habiéndose señalado numerosos brotes, lo que hace que algunos criadores, renunciaran a criar aves de caza.

 

Las aves criadas en granjas para repoblación o cacerías pueden ser portadoras de coccidios como los Eimeria spp.

 

Estudios realizados en Brasil indican que no existe parasitación por Eimeria spp. en las perdices chukar estudiadas (Alectoris chukar), a diferencia de las codornices (Coturnix coturnix), que si presentaban parasitación leve.

 

La producción de la perdiz roja (Alectoris rufa) puede verse afectada por enfermedades frecuentes entéricas como la coccidiosis que está asociada con elevada morbilidad y mortalidad en ellas.

           

Se han aislado Eimeria kofoidi, Eimeria caucasica y Eimeria legionensis de las deyecciones de la perdiz roja (Alectoris rufa), en las que es raro encontrar infecciones monoespecíficas. En estudios experimentales, se ha demostrado que cuando se realizan infecciones monoespecíficas es difícil provocar mortalidad comparativamente con los controles no inoculados, mientras que cuando se inoculan con las tres especies, se puede alcanzar una mortalidad del 28%. Las mayores lesiones cecales se obtienen en aves infectadas con las especies E. kofoidi y E. legionensis. Cada infección individual provoca una depresión del crecimiento e incluso pérdida de peso en las aves inoculadas con E. legionensis. Las infecciones duales por E. kofoidi y E. legionensis, o las infecciones triples, incrementan ese efecto.           

Se conoce poco de la coccidiosis en las perdices rojas. Cuando se inoculan ooquistes de E. kofoidi (300.000 ooquistes/perdiz), aparecen lesiones intensas en duodeno y yeyuno, caracterizadas por un una mucosa edematosa engrosada y la luz intestinal llena de mucosidad espesa, gas y a veces falsas membranas por el epitelio desprendido. E. caucasica también invade tanto el duodeno, como el yeyuno, causando hemorragias puntuales de la superficie serosa así como una duodenitis mucoide y una enteritis catarral cuando se inoculan 30.000 ooquistes por ave. E. legionensis principalmente invade el ciego, y se observa escasa mortalidad cuando se inoculan 200.000 ooquistes por ave. Las paredes cecales se engruesan y se condensa material caseoso. Para cada especie, la eliminación de ooquistes comienza a los 5 días postinoculación, alcanza el máximo a los 9, 8 y 6 días postinoculación para E. kofoidi, E. caucasica y E. legionensis, respectivamente, y luego disminuye y persiste unos 15 días postinoculación.

 

Infecciones por Hexamita meleagridis (Spironucleus meleagridis)

Hexamita meleagridis (Spironucleus meleagridis) es un protozoo flagelado encontrado en el intestino de una amplia variedad de aves de corral, incluyendo a pavos, perdices chukar, codornices y pavos reales, en los que causa una enteritis catarral infecciosa.

Este parásito fue encontrado por primera vez en 1939 en codornices y perdices chukar. Sin embargo, la mayoría de las enfermedades relacionadas con Hexamita meleagridis provienen de pavos. La enteritis infecciosa catarral debida a H. meleagridis fue un problema en EE.UU. y Canadá durante los primeros años de cría industrial de pavos entre los años 1940s y 1950s, y supuso unas pérdidas económicas significativas. A partir de entonces, la incidencia de esta enfermedad descendió y se han descrito muy pocos casos. En los últimos, años la enteritis catarral infecciosa parece haber reincidido, con el incremento de frecuencia de las operaciones comerciales de pavos, y así mismo, se ha escrito la capacidad de este parásito parta causar una enfermedad devastadora en perdices chukar. En un brote ocurrido en 1999 y 2000 en California, las aves afectadas eran de edades entre 4 a 6 semanas, manifestando diarrea, languidez, depresión y elevada mortalidad. Además, la mayoría de las aves afectadas mostraban dermatitis facial, y de patas, sugestiva de una deficiencia de vitaminas de grupo B.

El protozoo flagelado puede encontrarse en la luz del duodeno y yeyuno y en las criptas intestinales. En algunos casos, los flagelados se localizan entre las células epiteliales o localizados intracelulares dentro de las células del epitelio de la mucosa y en la lámina propia de la mucosa.

Infecciones por Mycoplasmas (Mycoplama gallisepticum y otros)

 

Los micoplasmas causan principalmente enfermedades respiratorias superiores y se han descrito en faisanes y codornices en Reino Unido y EE.UU. durante muchos años.

 

Mycoplasma gallisepticum, Mycoplasma synoviae, Mycoplasma meleagridis, y Mycoplasma iowae se consideran los micoplasmas patógenos más importantes para pollos. El impacto económico de la micoplasmosis en la producción de pollos se ha demostrado ampliamente, principalmente en el sector de carnes, donde disminuye la conversión de la alimentación y aumenta la mortalidad. Se ha señalado una nueva enfermedad clínica asociada con Mycoplasma synoviae, que se caracteriza por afectar las capas del huevo alterando la producción de huevos y disminuyéndola.

La infección por Mycoplasma gallisepticum se caracteriza por conjuntivitis y sinusitis, algunas veces acompañada de una hinchazón intensa bilateral de los senos infraorbitales. Puede también existir afectación del tracto respiratorio inferior. Las aves afectadas pierden capacidades y la morbilidad es elevada, aunque la mortalidad es variable, quizás dependiendo de factores adyuvantes.

 

Se ha demostrado que los faisanes y las perdices tienen muchas especies de micoplasmas de crecimiento rápido en el tracto respiratorio superior. El papel de estos organismos en la afectación se desconoce, pero su presencia puede enmascarar el aislamiento de especies de crecimiento lento como Mycoplasma gallisepticum o Mycoplasma synoviae.

 

La infección por Mycoplasma gallisepticum se ha demostrado en perdices. La afectación se ha reproducido en estudios experimentales llevados a cabo en EE.UU. y Reino Unido en perdices chukar y rojas con Mycoplama gallisepticum como único agente infectante. Se han señalado brotes de infección por Mycoplasma gallisepticum, propio de pollos, en granjas de perdices grises en Moravia (Czech Republic). 

Mycoplasma iowae se considera un patógeno específico de pavos, aunque ocasionalmente infecta a otras especies de aves, incluyendo los pollos. Los pavos y los pollos inoculados experimentalmente con Mycoplasma synoviae muestran menor crecimiento, anomalías de las patas, saculitis aérea moderada y alteración del plumaje. En los pavos de cría comercial se ha observado que el signo más significativo de su infección es un incremento de la muerte de los embriones. Otros signos incluyen escaso crecimiento, anomalías de las patas y huesos, artrosinovitis y saculitis aérea moderada.

En perdices grises (Perdix perdix) se ha encontrado que M. iowae puede provoca alteraciones recurrentes intestinales y respiratorias. En un brote descrito en 2011, se encontraron alteraciones respiratorias e intestinales en todas las edades con una mortalidad media del 20% (11,7% a 36,3%, superior para las de menor edad y ubicación en interiores, y menor en las mayor edad y ubicación en exteriores). Las manifestaciones más importantes fueron escaso crecimiento corporal, escaso desarrollo de musculatura de las pechugas, anomalía en el desarrollo de la quilla y fragilidad ósea. Algunas aves mostraban sinusitis infraorbital con exudado serofibrinoso y traqueítis catarral, mientras que otras presentaban saculitis aérea serofibrinosa y esplenomegalia.

Infecciones por micobacterias (Mycobacterium avium subsp. avium)

 

La tuberculosis aviar es una enfermedad infecciosa que afecta a numerosas especies de aves en todo el Mundo, aunque actualmente parece que es más prevalente en las aves que se encuentran en los aviarios de los zoológicos, en las aves cautivas, o en las de compañía.

La enfermedad se asocia mayormente con Mycobacteium avium subsp. avium y,con menos frecuencia, con otras especies de micobacterias.

La tuberculosis aviar es una enfermedad crónica causante de granulomas que aparecen con mayor frecuencia en hígado, bazo, tracto gastrointestinal y médula ósea.

Microscópicamente, la enfermedad puede manifestarse de tres formas dependiendo de la especie afectada: la forma clásica tuberculoide, focal o multifocal; una forma difusa; o una forma paratuberculosis-like en el tracto gastrointestinal.

Existen descripciones de afectación en perdices rojas que se encontraban en zoológicos y en estado aves salvajes. También, se ha descrito en la literatura científica un brote de tuberculosis por Mycobacyterium avium subsp. avium en esta especie de perdiz en granja de cría.

Infecciones por hongos

  • Candiadiasis sistémica en perdiz roja.
  • Proventriculitis micótica en perdiz gris por Macrorhabdus ornithogaster en granjas de cría.

Pruebas recomendadas para el diagnóstico y realizadas en IVAMI:

 

  • Infecciones por virus: diagnóstico molecular (PCR).
  • Toxina botulínica: ver información específica.
  • Infecciones por coccidios u otros protozoos intestinales: examen microscópico e identificación molecular. Detección de fases intracelulares en muestras de mucosa intestinal mediante estudios histopatológicos.
  • Infecciones por bacterias u hongos: cultivo e identificación molecular.

 

Muestra recomendada:

 

  • Infecciones con afectación neurológica (virus Bagaza, virus del Nilo Occidental, virus de enfermedad de Newcastle, Encefalitis por Listeria monocytogenes, …): muestra de cerebro.
  • Botulismo: suero de animales vivos; sangre coagulada de corazón, contenido intestinal de aves muertas.
  • Coccidiosis. Muestras de heces o muestras de mucosa intestinal (duodeno, yeyuno, íleon o ciego), para diagnóstico de ooquistes en heces o de fases intracelulares de multiplicación en mucosa, respectivamente.
  • Otros tipos de infecciones: muestra del tejido donde se localice la infección.

Conservación y envío de la muestra:

 

  • Refrigerada (preferido) durante menos de 2 días.
  • Congelada: más de 2 días.

 

Plazo de entrega:

 

  • Diagnóstico molecular de infecciones por virus (PCR): 24 a 48 horas. Este periodo puede verse incrementado si se solicita la detección de un gran número de patógenos al mismo tiempo.
  • Botulismo (ver información específica).
  • Coccidiosis: examen microscópico de heces para detectar ooquistes: 2 a 4 días laborables.
  • Coccidiosis: examen de biopsias de mucosa intestinal para fases intracelulares: 5 a 7 días laborables.
  • Coccidiosis: examen de biopsias de mucosa intestinal para fases intracelulares e Identificación de especies mediante tipado molecular: 15 días laborables.
  • Infecciones por bacterias u hongos mediante cultivo e identificación molecular: 3 a 5 días laborables.

 

Coste de la prueba:

 

  • Detección molecular de agentes infecciosos como virus u otros (PCR): consultar a ivami@ivami.com.
  • Botulismo: ver la información específica de esta toxina.
  • Coccidiosis: examen microscópico de heces para detectar ooquistes: consultar a ivami@ivami.com.
  • Coccidiosis: examen de biopsias de mucosa intestinal para fases intracelulares: consultar a ivami@ivami.com.
  • Coccidiosis: identificación de especie mediante tipado molecular: consultar a ivami@ivami.com.
  • Infecciones por bacterias u hongos mediante cultivo e identificación molecular: consultar a ivami@ivami.com.