Histomonas meleagridis: Agente causal de la histomoniasis (histomonosis) en aves gallináceas - Diagnóstico molecular (PCR).

 

Información 21-10-2018. 

Histomonas meleagridis es un parásito protozoario flagelado que infecta a las aves de corral, principalmente a los pavos, pero también pollos, faisanes, perdices, pavos reales y codornices, produciendo la histomoniasis, una enfermedad también conocida como enterohepatitis infecciosa o la enfermedad de la cabeza negra. H. meleagridis es casi siempre mortal en pavos, y reduce el rendimiento de los pollos y la producción de huevos, provocando graves pérdidas económicas para la industria avícola.

La histomoniasis es una enfermedad avícola distribuida globalmente que fue responsable de la devastación de la industria del pavo en los Estados Unidos a fines del siglo XIX. Con la introducción del uso generalizado de los aditivos alimentarios antiparasitarios, mediante la aplicación terapéutica o profiláctica de nitroimidazoles y nitrofuranos, la histomoniasis se previno de manera fiable y no se consideró una enfermedad relevante durante muchos años. Sin embargo, la prohibición de los últimos aditivos para piensos en las últimas dos décadas en la Unión Europea, Norte América y otros países para garantizar la inocuidad de los alimentos debido a las preocupaciones de seguridad para el consumidor, ha provocado la reaparición de la histomoniasis y las consiguientes pérdidas económicas, especialmente en los pavos criados en estas regiones.

Histomonas meleagridis es un protozoo microaerófilo flagelado unicelular del orden Tritrichomonadida. H. meleagridis puede infectar aves de corral en el orden Galliformes: pavos, pollos, faisanes, perdices, pavos reales y codornices. La histomoniasis, enterohepatitis infecciosa o la enfermedad de la cabeza negra se caracteriza por hinchazón del ciego y diarrea con heces de color amarillo azufrado y necrosis hepática. En realidad, el antiguo nombre de "enfermedad de la cabeza negra" es un nombre inapropiado, ya que las cabezas de las aves infectadas con histomoniasis no se vuelven negras. La patogenia de la enfermedad puede variar entre las diferentes especies de aves galliformes, cuya susceptibilidad a la histomoniasis clínica varía mucho. El curso de la infección en las diferentes especies hospedadoras abarca todo el espectro, desde una tolerancia total sin lesiones hasta una enfermedad grave con una tasa de mortalidad muy elevada. En un extremo del espectro, la infección en pavos causa una elevada morbilidad, mortalidad y graves pérdidas económicas, de más de dos millones de dólares por año en los Estados Unidos. En el extremo opuesto del espectro se encuentran otras aves, como ciertas especies de faisanes, que manifiestan pocos efectos de la enfermedad y sirven como portadores del parásito para las especies más susceptibles.

Histomonas meleagridis vive en el ciego de las aves, donde desencadena una inflamación intensa, engrosamiento de la pared cecal y formación de exudados fibrinosos. Desde el ciego, el parásito protozoario puede luego migrar al hígado, a través de la vena porta hepática, lo que lleva a áreas multifocales de inflamación y necrosis, que se observan frecuentemente en pavos infectados. En ocasiones, los trofozoitos de H. meleagridis alcanzan otros órganos, especialmente los riñones. En estos órganos, puede o no causar inflamación, dependiendo de la cantidad de parásitos que lleguen al órgano.

En los pavos, los signos clínicos pueden incluir excrementos de color azufrado, letargo, alas caídas, ojos cerrados, cabeza sostenida cerca del cuerpo, debilidad o emaciación. Las lesiones se caracterizan por engrosamiento y ulceración del revestimiento del ciego y por necrosis focal en el hígado, que pueden llevar a una elevada mortalidad de hasta el 100%. La combinación de cecas agrandados e inflamados con núcleos cecales amarillos y manchas discretas de necrosis en el hígado se considera indicativa de histomoniasis. Sin embargo, son frecuentes las variaciones en la gravedad y la apariencia de las lesiones, y ocasionalmente ocurren lesiones cecales sin afectación hepática. El segundo caso más crítico es el de los pollos, con una tasa de mortalidad del 10 a 20%. La histomoniasis en los pollos es menos grave y la infección generalmente se limita al ciego, aunque sin embargo, la infección conlleva un rendimiento deficiente en los pollos. En gallinas ponedoras, el parásito es responsable de una disminución sustancial en la producción de huevos, lo que conduce a graves pérdidas económicas.

Histomonas meleagridis presenta vida corta fuera del organismo hospedador, desintegrándose en unas pocas horas. Por ello, la principal forma de transmisión es a través de los huevos del gusano cecal Heterakis gallinarum, conocido como reservorio y protector de los parásitos. En el interior del huevo, H. meleagridis permanece viable durante meses, mientras que los trofozoitos no protegidos mueren rápidamente fuera de su hospedador. Las aves desarrollan la infección por H. meleagridis al comer tierra con los huevos embrionados de H. gallinarum que contienen H.meleagridis, o al comer las lombrices infectadas con H. gallinarum que contienen el parásito anterior. A pesar de ser la principal vía de transmisión, la histomoniasis también se produce en ausencia de estos nemátodos. Dentro de las bandadas, H. meleagridis se disemina bebiendo líquido cloacal, cuando pequeñas cantidades de heces recién derramadas que contienen trofozoítos de H. meleagridis son recogidos en la cloaca de un animal y de allí se transportan rápidamente al ciego. La ingesta reflexiva de líquidos a través de la cloaca se realiza para inocular el sistema inmunológico de las aves jóvenes con la flora microbiana del ambiente circundante. La histomoniasis, también se puede producir por otras vías, incluida la vía fecal-oral, sin que intervenga H. gallinarum como vector. Recientemente, se describió una forma similar a un quiste, que se cree que es otro mecanismo de transmisión del parásito, con el que podría volverse resistente a condiciones ambientales desfavorables. Sin embargo, este modo de transmisión no ha sido probado.

Debido a la prohibición de los aditivos antiparasitarios y a que no existen vacunas disponibles en el mercado, las medidas para el control de esta enfermedad son principalmente preventivas. Debe evitarse el hacinamiento y la contaminación del agua de bebida por aves portadoras, y deben realizarse desparasitaciones rutinarias para evitar la presencia de su vector, el Heterakis spp.

Para estudiar la epidemiología del parásito, estimar los riesgos y prevenir los brotes, se requieren herramientas de diagnóstico específicas y rápidas. Tradicionalmente, la detección en laboratorio de H. meleagridis en aves de corral se ha basado en la microscopía, los síntomas clínicos y el cultivo. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que la morfología de este protozoo es muy similar a la de otros protozoos que también pueden encontrarse en el ciego de las aves, como los pseudoquistes de Tetratrichomonas gallinarum y Blastocystis sp.. Por otro lado, el diagnóstico basado en signos tempranos puede ser ambiguo debido a la similitud de los síntomas con los de otras enfermedades aviares, como la coccidiosis. Por último, el cultivo del protozoo como herramienta de diagnóstico es extremadamente difícil debido a la presencia de otros organismos no patógenos en las heces y el ciego de las aves de corral, que pueden inhibir el crecimiento de H. meleagridis. Por todo ello, la detección mediante diagnóstico moléculas (PCR) ha ganado importancia como un método sensible y simple para el diagnóstico de la histomoniasis. Aunque por PCR, la presencia de parásitos se demuestra en la mayoría de los tejidos de las aves infectadas, el ciego y el hígado han demostrado ser los sitios de predisposición más importantes. Sin embargo, el material intestinal y los excrementos, son las muestras empleadas preferiblemente en estudios epidemiológicos de histomoniasis.

Pruebas realizadas en IVAMI:

  • Diagnóstico molecular de Histomonas meleagridis (PCR).

Muestra recomendada:

  • Muestras de aves ante mortem: material intestinal y excrementos.
  • Muestras de aves post mortem: biopsias del ciego e hígado, principalmente.
  • También se aceptaran muestras ambientales: tierra de corrales o agua de bebida de las aves de corral.

Conservación y envío de la muestra:

  • Refrigerada (preferido) durante menos de 2 días.
  • Congelada: más de 2 días.

Plazo de entrega de resultados:

  • Diagnóstico molecular (PCR) de Histomonas meleagridis: 48 a 72 horas.

Coste de la prueba:  

  • Diagnóstico molecular de Histomonas meleagridis (PCR): Consultar a ivami@ivami.com