Clostridium botulinum – Botulismo: Formas clínicas.

 

Información 05-08-2016.

 

Formas clínicas de botulismo

 

Existen cuatro formas clínicas de botulismo humano:

  • Toxiinfección alimentaria (botulismo alimentario), debida a la ingestión de un alimento contaminado con Clostridium botulinum en el que se encuentra la toxina preformada.
  • Botulismo de heridas, producido por la infección de heridas con Clostridium botulinum y la elaboración de toxina in vivo después de crecer la bacteria en la herida.
  • Botulismo infantil, producido por la elaboración de toxina en el tubo digestivo de los niños pequeños colonizados por Clostridium botulinum (la causa más frecuente se debe a la ingestión de miel contaminada o jarabe de maíz), seguida de la absorción de la toxina. Estos pacientes pueden tener anticuerpos frente a la toxina.
  • Botulismo intestinal del adulto, producido por la colonización digestiva en adultos mayores por Clostridium botulinum, seguida de la absorción de la toxina. Estos pacientes pueden tener anticuerpos frente a la toxina.

En cualquiera de las formas clínicas de botulismo humano, e igual en el botulismo animal, la toxina penetra en la sangre desde el tubo digestivo cuando se ha ingerido preformada con un alimento, o cuando se ha producido por la bacteria que coloniza el tubo digestivo (niños pequeños o adultos), o en casos excepcionales desde una herida infectada por la bacteria. Hay algunos alimentos que son más propensos que otros a contener toxina botulínica. Los alimentos con pH inferior a 4,5 es más difícil que sean causa de botulismo ya que a este pH C. botulinum es incapaz de multiplicarse y elaborar la toxina (este es el caso de los zumos de frutas, alimentos marinados en vinagre, etc.). Por el contrario los alimentos con pH igual o superior a 4,5 pueden causar botulismo, ya que en ellos es posible la multiplicación y producción de toxina (este es el caso de carnes, pescados, legumbres, platos preparados, etc.), sobre todo aquellos alimentos exentos de exposición al oxígeno, como ocurre con los alimentos enlatados o envasados al vacío, y que tengan un pH mayor de 4,6. Son ejemplo de alimentos peligrosos: jamón curado o ahumado, conservas de pescado o vegetales (sometidas a un tratamiento térmico insuficiente para destruir las esporas), etc. Las latas de conservas contaminadas con C. botulinum suelen estar abombadas, aunque esto no suele ocurrir con el tipo E.

La toxina absorbida se fija irreversiblemente a las uniones neuromusculares de las neuronas motoras, impidiendo la liberación de acetilcolina, y provocando la parálisis fláccida o la atonía muscular.

La clínica se caracteriza por una parálisis aguda fláccida, que suele comenzar con afectación bilateral de los pares craneales, afectándose los músculos de la cara, cabeza y faringe, y luego desciende simétricamente para afectar a los músculos del tórax y de las extremidades. La muerte, cuando ocurre, es debida al fracaso respiratorio por la parálisis de la lengua y músculos faríngeos que ocluyen las vías aéreas superiores, o bien por parálisis del diafragma y de los músculos intercostales. Por esta razón, los pacientes deben recibir antitoxina botulínica y los cuidados intensivos respiratorios necesarios.