Mucopolisacaridosis tipo I; Hurler, Síndrome de …, (Mucopolysaccharidosis type I, Hurler syndrome, Hurler-Scheie syndrome, Scheie syndrome) – Gen IDUA. 

Las mucopolisacaridosis engloban un grupo de enfermedades metabólicas hereditarias causadas por la ausencia o el malfuncionamiento de ciertas enzimas necesarias para el procesamiento de glicosoaminoglicanos, que se encuentran en los huesos, cartílagos, tendones, córneas, la piel y el tejido conectivo. Los glicosoaminoglicanos, antes denominados mucopolisacáridos, también se encuentran presentes en el líquido sinovial de las articulaciones. Las personas que padecen de mucopolisacaridosis no codifican suficientes cantidades de una de las once enzimas requeridas para transformar los glicosoaminoglicanos en proteínas y moléculas más sencillas, o codifican enzimas que no funcionan correctamente. Al pasar el tiempo, estos glicosaminoglicanos se acumulan en las células, la sangre y los tejidos conectivos. Esto produce daños celulares permanentes y progresivos que afectan el aspecto y las capacidades físicas, los órganos y el funcionamiento del organismo del individuo y, en la mayoría de los casos, el desarrollo mental.

 

La mucopolisacaridosis tipo I (MPS I) es una enfermedad que afecta a muchas partes del organismo. En su momento, esta enfermedad se dividió en tres síndromes separados: el síndrome de Hurler (MPS IH), el síndrome de Hurler-Scheie (MPS IH / S) y el síndrome de Scheie (MPS IS), que corresponden a tres tipos de mayor a menor gravedad. Debido a la superposición entre cada uno de estos tres síndromes, actualmente la mucopolisacaridosis tipo I se divide en los tipos grave y leve.

 

Con frecuencia, los niños con MPS I no presentan signos ni síntomas de la enfermedad al nacer, aunque algunos presentan hernia umbilical o hernia inguinal. Las personas con MPS tipo I grave generalmente comienzan a mostrar otros signos y síntomas de la enfermedad en el primer año de vida, mientras que aquellos con la forma atenuada tienen características más leves que se manifiestan durante la infancia.

 

Los signos y síntomas de la enfermedad pueden incluir microcefalia, hidrocefalia, anomalías en las válvulas cardiacas, hepatoesplenomegalia y macroglosia. Las cuerdas vocales también se agrandan, lo que conduce a una voz grave y ronca. Además, el estrechamiento de las vías respiratorias provoca infecciones respiratorias frecuentes y apnea del sueño. Otros signos y síntomas pueden incluir opacidad de la córnea que puede provocar una pérdida significativa de la visión, infecciones recurrentes del oído y pérdida de audición, baja estatura, deformidades de las articulaciones, disostosis múltiple, cifosis torácica-lumbar, síndrome del túnel carpiano, estenosis espinal en el cuello que puede comprimir y dañar la médula espinal y agrandamiento progresivo de los rasgos faciales.

 

Aunque ambas formas de MPS I pueden afectar a muchos órganos y tejidos diferentes, las personas con MPS I grave presentan una disminución de la función intelectual y una progresión de la enfermedad más rápida. En estos individuos, el retraso en el desarrollo suele estar presente antes del año de edad, y las personas gravemente afectadas finalmente pierden  habilidades funcionales básicas. En general, estos individuos tienen una menor esperanza de vida y no sobreviven más allá de la segunda infancia. Por su parte, los individuos con MPS leve normalmente viven en la edad adulta y pueden o no tener una vida útil más corta. Algunas personas con el tipo atenuado tienen problemas de aprendizaje, mientras que otras no muestran deficiencias intelectuales. Las enfermedades cardíacas y la obstrucción de las vías respiratorias son las principales causas de muerte en personas con ambos tipos de MPS I.

 

Este proceso es debido a mutaciones en el gen IDUA (iduronidase, alpha-L-), situado en el brazo corto del cromosoma 4 (4p16.3). Este gen, codifica una enzima denominada alfa-L-iduronidasa, esencial para la descomposición de los glucosaminoglicanos (GAGs). A través de una hidrólisis, la alfa-L-iduronidasa utiliza moléculas de agua para descomponer ácido alfa-L-idurónico no sulfatado, que está presente en dos GAGs denominados heparán sulfato y dermatán sulfato. La alfa-L-iduronidasa se encuentra en los lisosomas.

 

Se han identificado al menos 199 mutaciones en el gen IDUA que corresponden a: mutaciones sin sentido (112), mutaciones de corte y unión -splicing- (33), mutaciones reguladoras (1), deleciones pequeñas (30), inserciones pequeñas (15), pequeñas inserciones-deleciones (1), deleciones mayores (4) y reagrupamientos complejos (3). Las mutaciones más comunes cambian nucleótidos. Todas las mutaciones reducen o eliminan por completo la función de alfa-L-iduronidasa. Las personas que no codifican ninguna alfa-L-iduronidasa tienen la forma grave de esta enfermedad. La deficiencia de actividad de la enzima alfa-L-iduronidasa conduce a la acumulación de heparán sulfato y dermatán sulfato en el interior de los lisosomas. La acumulación de estos GAGs aumenta el tamaño de los lisosomas, por lo que se agrandan muchos tejidos y órganos. Además, es probable que los GAGs acumulados puedan interferir con las funciones de otras proteínas en el interior de los lisosomas y alterar el movimiento de moléculas en el interior de la célula.

 

Esta enfermedad se hereda con un patrón autosómico recesivo, es decir, ambas copias del gen en cada célula deben tener las mutaciones para que se exprese la alteración. Los padres de un individuo con una enfermedad autosómica recesiva tienen una copia del gen mutado, pero por lo general no muestran signos y síntomas de la enfermedad.

Pruebas realizadas en IVAMI: en IVAMI realizamos la detección de mutaciones asociadas  con mucopolisacaridosis tipo I (MPS I), mediante la amplificación completa por PCR de los exones del gen  IDUA, y su posterior secuenciación.

 

Muestras recomendadas: sangre extraída con EDTA para separación de leucocitos sanguíneos, o tarjeta impregnada con muestra de sangre desecada (IVAMI puede enviar por correo la tarjeta para depositar la muestra de sangre).